Confíen en la caricia y el abrazo de toda la Iglesia, que en este momento desea abrazarlos con su amor materno
(Jesús Bastante).- El terremoto que esta madrugada sacudió el centro de Italia no impidió que decenas de miles de fieles desafiaran al miedo para acompañar al Papa Francisco en su primera audiencia general en la plaza de San Pedro. Pero no fue una audiencia normal: en un discurso escrito pocos minutos antes, el Papa pidió posponer la reflexión y sustituirla por el rezo de los Misterios Dolorosos del Rosario. «Escuchar decir al alcalde de Amatrice decir que el pueblo ya no existe, y saber que entre los muertos hay niños, me conmueve mucho«, subrayó el Papa.
El recuerdo de las víctimas -todavía no sabemos una cifra definitiva- se percibía en el ambiente, con un Pontífice algo más serio pero que no dejó de saludar, bendecir y besar a los niños que se le presentaban. Incluso, tomar varios tragos de un mate que le ofreció un fiel argentino. El jeep papal transitaba sin prisa por la plaza: el Papa parecía tener todo el tiempo del mundo para saludar. Especialmente a los bebés que el servicio de seguridad le llevaba en volandas. Tanto fue así, que la ceremonia arrancaba mientras Bergoglio continuaba saludando a los fieles.
La preocupación por el terremoto de Italia se unía a la esperanza por la firma del tratado de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, auspiciado y defendido por este Papa, y principal razón por la que viajará la país latinoamericano en 2017.
«Había preparado la catequesis de hoy, como todos los miércoles, sobre el tema de la cercanía de Jesús», comenzó el papa, «pero ante la noticia del terremoto que ha golpeado el centro de Italia, devastando zonas enteras, y dejando muertos y heridos, no puedo dejar de manifestar mi gran dolor y cercanía a todas las personas presentes en los lugares azotados por los temblores. A todos los que han perdido a sus seres queridos y a las que todavía están afectadas por el miedo y el terror«.
«Escuchar decir al alcalde de Amatrice decir que el pueblo ya no existe, y saber que entre los muertos hay niños, me conmueve mucho«, subrayó el Pontífice, quien quiso «asegurar la oración» a todos los afectados, a quienes pidió que «confíen en la caricia y el abrazo de toda la Iglesia, que en este momento desea abrazarlos con su amor materno».
Tras agradecer el trabajo de voluntarios y profesionales con las víctimas, Francisco pidió a toda la plaza que «nos unamos en oración, para que por la intercesión de la Virgen María, el Señor Jesús, que siempre se ha conmovido ante el dolor humano, consuele estos corazones afligidos y les conceda la paz. Dejémonos conmover con Jesús».
«Por tanto, posponemos para la próxima semana la catequesis de este miércoles, y os invito a rezar una parte del Santo Rosario, los misterios dolorosos», señaló. La oración se llevó a cabo en un profundo y respetuoso silencio.
Por su parte, la Conferencia Episcopal italiana anunció una donación, con carácter urgente, de un millón de euros, así como la celebración de una colecta el próximo 18 de septiembre para los afectados en todas las parroquias del país.