La mayor parte de los documentos desclasificados son cartas de los familiares pidiendo información sobre sus desaparecidos, las respuestas y gestiones de la Iglesia ante los organismos correspondientes
(Jesús Bastante).- El histórico anuncio de abrir los archivos de la Iglesia argentina, la nunciatura y la Santa Sede a los familiares de las víctimas de la dictadura en el país (1976-1983), puede aclarar el papel de la institución durante estos crueles años. «Quizá la Iglesia no hizo todo lo que podía hacer», aclaró ayer el presidente del Episcopado argentino, José María Arancedo.
Durante la rueda de prensa, Arancedo matizó que «no se puede hablar de complicidad de la Iglesia» con la dictadura, aunque sí pidió disculpas por las posibles actitudes durante el gobierno militar. Junto a él, el cardenal Mario Poli, subrayaba que la apertura de los archivos «es un servicio a la verdad», y confirmaba que su antecesor en Buenos Aires (y actual Papa Francisco) «está detrás de esto«.
«Nosotros ya hemos pedido perdón. Además del mea culpa, tenemos la contundente voluntad de cooperar», subrayó Poli, quien destacó que la documentación que se abrirá «tiene un sentido de reparación a las víctimas» y supone «un servicio a nuestra Patria para la reconciliación de los argentinos».
«No le tenemos miedo a los archivos. Los archivos contienen la verdad de la historia. Los grandes historiadores de la Iglesia nos han enseñado que no hay que tenerle miedo a esto», añadió el cardenal de Buenos Aires.
La mayor parte de los documentos desclasificados son cartas de los familiares pidiendo información sobre sus desaparecidos, las respuestas y gestiones de la Iglesia ante los organismos correspondientes. No obstante, Arancedo sugirió que puede aparecer la complicidad de algún obispo.
«En una oportunidad dije que no puedo hablar de la palabra complicidad -dijo-. Es cierto que la Iglesia tal vez no hizo todo lo que pudo. Por eso pedimos perdón. Pero creo que de los documentos va a surgir otra palabra. Casi me atrevo a decir que cuando se pueda tomar contacto con todo el recorrido, la presencia de la Iglesia va a aparecer con más luces que sombras».
¿Por qué 40 años después? Para Poli, normalmente los archivos históricos siguen cláusulas universales» y que en el caso de la Iglesia se trata de 50 años, plazo que se ha reducido en este caso. Al tiempo, los obispos aclararon que la Iglesia no tiene un archivo único y concentrado, sino tres, y que están trabajando en la digitalización de las actas de bautismo, fundamental para conocer cuál fue el destino de los miles de niños robados, tal y como esperan la Abuelas de Mayo.
«Es una buena noticia y la esperamos muchos años. La Iglesia fue parte de esa época tan siniestra y dolorosa», opinó Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo. Por su parte, Adolfo Pérez Esquivel, del Serpaj y Carlotto también evaluaron de forma positiva el anuncio de la Iglesia. «La verdad es que la cúpula de la Iglesia ayudó a la dictadura a encontrar a las víctimas. Ahora se está recuperando la dignidad de la Iglesia».