En las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa
(Jesús Bastante).- Es uno de los últimos actos del Año de la Misericordia y, sin lugar a dudas, se presenta como uno de los más emotivos. Este fin de semana, miles de presos y personal penitenciario acudirán a Roma para participar en su Jubileo. Serán más de cuatro mil personas. Entre ellos, 35 reclusos españoles, con permiso de Instituciones Penitenciarias.
Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, ha sido el encargado de presentar los actos finales del Año Jubilar. Así, junto al Jubileo de los Reclusos, falta el de los sin techo, antes del Consistorio de cardenales (con la presencia de Carlos Osoro) y la misa de clausura del Jubileo de la Misericordia.
En su intervención, Fisichella recordó el interés del Papa por las personas encarceladas, destacando cómo, en su bula de convocatoria del Jubileo, decretaba como «puerta santa» cada una de las celdas de los privados de libertad. «El Jubileo siempre ha sido la ocasión de una gran amnistía», se lee en el documento, que apunta cómo «en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad».
Rino Fisichella reveló que en los últimos meses Francisco «ha estado en contacto telefónico con condenados a muerte y que su interés por los presos va más allá de la celebración del próximo Jubileo de los Encarcelados». Una de ellas finalmente fue condenado a muerte. «No fue posible salvarlo», comentó el prelado.
«Pensamos que la celebración tendrá eco en todo el mundo», apuntó el arzobispo, quien relató cómo en los últimos meses la Santa Sede «ha escrito a las conferencias episcopales de todo el mundo, invitando a los obispos a vivir este domingo visitando prisiones y celebrando el Jubileo con los detenidos«.
Así, participarán en el Jubileo más de 4.000 personas, entre reclusos, familiares, miembros de Pastoral Penitenciaria y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, procedentes de una docena de países: Inglaterra, Italia, Letonia, Madagascar, Malasia, México, Países Bajos, España, Estados Unidos, Sudáfrica, Suecia y Portugal. Cabe destacar, también, la presencia de una delegación luterana, de Suecia.
El grupo más numeroso proviene de Italia. Merced a un acuerdo con el Gobierno, habrá menores de edad, personas con alternativa a la reclusión en el territorio, personas en detención domiciliaria y condenados a cadena perpetua. «Vale la pena recordar, también -señaló el prelado- que en los últimos meses, la colaboración con el Ministerio de Justicia ha permitido que seis internos desarrollasen su servicio como voluntarios del Jubileo«.
En cuanto al programa, comenzará este sábado con la posibilidad de que los participantes puedan confesarse en las iglesias jubilares, y peregrinar a través de la Vía della Conziliazione hasta atravesar la Puerta Santa.
El domingo, antes de la misa con el Papa, se escucharán cuatro testimonios: el de un preso que en la cárcel experimentó la conversión hablará junto a su víctima con la que se reconcilió; el hermano de una persona asesinada que se convirtió en instrumento de la misericordia y el perdón; un menor de edad que está cumpliendo una condena y, por último, un agente de la Policía Penitenciaria, a contacto diario con los internos.
Entre las novedades a destacar, el servicio litúrgico de la jornada correrá a cargo de los reclusos. De hecho, las hostias utilizadas en la misa han sido fabricadas por internos de la prisión de Opera de Milán, como parte del proyecto «El Sentido del Pan». Del mismo modo, y por primera vez, se exhibirá un crucifijo de madera del siglo XIV que, exceptuado el primer Jubileo del año 1300 convocado por el papa Bonifacio VIII, estuvo presente en todos los Jubileos de la historia hasta hoy, y que ha sido restaurado.
«Al lado de la cruz, estará expuesta la imagen de Nuestra Señora de la Merced, patrona de los presos; el niño Jesús tiene en sus manos las esposas abiertas como un símbolo de libertad y confianza. Antes de la misa, el Papa recibirá a algunos prisioneros y personalidades presentes en la celebración. El ángelus dominical se rezará como siempre en el palacio apostólico y los prisioneros participarán en él desde la Plaza», destacó Fisichella.