El Pontífice se ha mostrado confiado en que el compartir experiencias, conocimientos y competencias contribuya "a un testimonio más eficaz del Evangelio en una de las periferias más grandes de nuestra sociedad contemporánea"
(J. Bastante/Agencias).- Es uno de los temas en los que Francisco ha dedicado más tiempo y esfuerzos. La trata de personas, una lacra a nivel global que, sin embargo, se ve «con cierta indiferencia, e incluso complicidad» en las sociedades occidentales. Así de rotundo se mostró el Papa durante su encuentro con los participatnes de la II Asamblea de «RENATE», que esta semana se reúne en Roma bajo el lema «Terminar con el tráfico empieza por nosotros».
Acabar con la «nueva esclavitud» de seres humanos, frente a la «tendencia por parte de muchos a mirar hacia otro lado, mientras poderosos intereses económicos y redes criminales trabajan«. Este fue el propósito formulado por Bergoglio ante los grupos que trabajan contra la trata de personas.
En su discurso, el Papa ha hecho referencia al Jubileo de la Misericordia, y ha explicado que «en este tiempo de gracia, todos somos invitados a entrar más profundamente en el misterio de la misericordia de Dios» y a «llevar el bálsamo de esta misericordia a las muchas heridas presentes en el mundo«.
Así, ha indicado que una de las heridas abiertas más dolorosas es «la trata de seres humanos», una «forma moderna de esclavitud» que «viola la dignidad, don de Dios, en muchos de nuestros hermanos y hermanas» y constituye «un verdadero crimen contra la humanidad».
Así, Bergoglio ha reconocido que mientras que se ha hecho mucho para conocer «la gravedad y la extensión del fenómeno» queda mucho más que hacer para «alcanzar el nivel de conciencia en la opinión pública» y para establecer una mejor coordinación de esfuerzos por parte de los «gobiernos, de las autoridades jurídicas, de las legislativas y de los trabajadores sociales».
El Santo Padre ha expresado a los presentes su aprecio por su «compromiso para que crezca la conciencia social sobre la dimensión de esta plaga» que «golpea especialmente a las mujeres y a los niños». Del mismo modo les ha dado las gracias por su «fiel testimonio al Evangelio de la misericordia» como se ha demostrado «por vuestro compromiso en la recuperación y la rehabilitación de las víctimas».
Por otro lado, ha reconocido también la contribución específica ofrecida por mujeres «en el acompañar otras mujeres y niños en un profundo y personal itinerario de sanación y de reintegración».
Finalmente, el Pontífice se ha mostrado confiado en que el compartir experiencias, conocimientos y competencias contribuya «a un testimonio más eficaz del Evangelio en una de las periferias más grandes de nuestra sociedad contemporánea».