Hay que derribar los muros que dividen: tenemos que derribar los muros y construir puentes que permitan disminuir las desigualdades y aumentar la libertad y los derechos
(Jesús Bastante).- «No juzgo sus políticas, pero quiero entender el sufrimiento que puede causar a los pobres y excluidos«. Son dos gigantes de este mundo globalizado. Uno, respetado y admirado, renovador. El otro, un empresario misógino, xenófobo y con un duro discurso. El primero, el Papa de Roma. El segundo, el presidente electo de Estados Unidos. El fundador de La Repubblica, Eugenio Scalfari, ha vuelto a entrevistar a Bergoglio. La pregunta más esperada: ¿qué opina sobre la elección de Donald Trump? La respuesta, la que muestra el titular.
La principal preocupación del papa es «la situación de los refugiados y los inmigrantes», que aunque suponen «una pequeña parte de los cristianos, su sufrimiento y angustia nos conciernen. Las causas son muchas, y debemos hacer todo lo posible para eliminarlas. Por desgracia, muchas veces el sufrimiento es causado por personas pobres que tienen miedo de perder su trabajo o ver reducido sus salarios«.
«Cristo habló de una sociedad en la que los pobres, los débiles, los marginados, podrían decidir. No los demagogos, no Barrabás, pero sí la gente, los pobres, los que tienen fe en el Dios trascendente y los que no, son ellos los que deben ayudar a lograr la igualdad y la libertad».
Cuando Scalfari le comenta que, por estas declaraciones, le tachan de comunista. «¿Comunista? Muchas veces me lo han dicho, pero son los comunistas los que piensan como cristianos«, responde el Papa, quien añade que el mal uso del dinero «es el mayor mal que existe en el mundo».
«Yo no diría que tengo muchos enemigos en la Iglesia. La fe nos une a todos, aunque es verdad que cada uno tiene diferentes visiones», añadió Bergoglio, quien incide en que «el pueblo de los pobres debe entrar en la gran política, siendo creativo».
«El dinero está en contra de los pobres, además de contra los inmigrantes y refugiados, pero también hay personas pobres en los países ricos que temen la llegada de estas personas (…). Es un círculo vicioso y debe ser detenido. Hay que derribar los muros que dividen: tenemos que derribar los muros y construir puentes que permitan disminuir las desigualdades y aumentar la libertad y los derechos». La clave, para el Papa, es «más derechos y más libertad«.