Pide escuchar con especial atención a todas las personas que padecen condiciones de precariedad, sin olvidar a los emigrantes que han huido de sus países a causa de la guerra, de la miseria y de la violencia
(Jesús Bastante/RV).- «En un mundo que cambia, es necesario volver a encontrar el sentido de la política«. El Papa Francisco ha recibido a un grupo de obispos franceses de la región del Ródano, acompañados por el cardenal Barbarin y los obispos de Lyon.
En su mensaje, Bergoglio ha observado que en el actual contexto internacional, marcado por frustraciones y miedos, intensificados por los atentados y la ciega violencia que han desgarrado tan profundamente este país, «es muy importante buscar y desarrollar el sentido del bien común y del interés general«.
Por otro lado, el Pontífice ha reconocido que la sociedad francesa es rica de potencialidades, de diversidades que están llamadas a convertirse en oportunidad, con la condición de que los valores republicanos de «libertad, igualdad y fraternidad» no se haga alarde solamente de ellos de forma ilusoria, sino que sean profundizados y comprendidos en relación con su verdadero fundamento, que es trascendente.
«Está plenamente en juego un verdadero debate sobre los valores y las orientaciones reconocidos comunes para todos», señaló el Papa, quien incidió en que los cristianos «están llamados a participar en este debate junto a los creyentes de las demás religiones y a todos los hombres de buena voluntad, incluidos los no creyentes, a fin de promover el crecimiento de un mundo mejor».
De ahí que haya destacado que la búsqueda del bien común que los anima los debe conducir a escuchar con especial atención a todas las personas que padecen condiciones de precariedad, sin olvidar a los emigrantes que han huido de sus países a causa de la guerra, de la miseria y de la violencia. Y añadió que de este modo, en el ejercicio de sus responsabilidades, podrán contribuir a la construcción de una sociedad más justa y más humana, una sociedad acogedora y fraterna.
Por último, Francisco encomendó su recorrido a Cristo, fuente de nuestra esperanza y de nuestro empeño al servicio del bien común, a la vez que impartió su bendición apostólica sobre todos ellos, sus familias y su país.