Se antoja un año ajetreado para el pontífice, pero si él se siente con fuerzas -a este lado ya de su 80 cumpleaños- hay más que suficiente motivos para que la Iglesia sienta lo mismo
(Cameron Doody).- «La vejez llega de golpe, pero cuando se ve como una etapa de la vida para dar alegría, sabiduría y esperanza, uno vuelve a vivir». El día de su cumpleaños, el Papa Francisco se refirió así a la nueva etapa que se acababa de abrir. Y es que hay motivos de sobra para pensar que seguirá trayendo «alegría, sabiduría y esperanza» al mundo entero en 2017.
Como ha recordado esta semana la revista America, Francisco, como Papa, ha realizado 17 viajes fuera de las fronteras de la Ciudad del Vaticano, visitando 26 países además del Parlamento Europeo y Consejo de Europa en Estrasburgo. Este año hay aún más destinos para él en el horizonte, que podrían incluir Colombia, la República Democrática del Congo o India y Bangladesh.
Tras la ratificación del acuerdo por la paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC el pasado 24 de noviembre, se inició el proceso por el que la guerrilla empezó a desmovilizarse y a entregar sus armas a observadores de la ONU. A los 150 días de ese «Día D» se habrá puesto fin a la guerra más potente y antigua del continente. El Papa podría pisar suelo colombiano, por tanto, a finales de abril o principios de mayo de este año, cumpliendo así su promesa de visitar al país en cuanto quedara refrendado definitivamente el acuerdo por la paz.
El pontífice habría que estar de regreso en Europa, no obstante, para el centenario de las apariciones de la Virgen a los niños de Fátima, los días 12 y 13 de mayo. Visita papal que fue anunciada hace poco por el cardenal patriarca de Lisboa, Manuel Clemente. Francisco será el cuarto obispo de Roma en visitar el santuario portugués, siguiendo los pasos de Pablo VI (1967), San Juan Pablo II (1982, 1991 y 2000) y Benedicto XVI (2010).
En noviembre de 2015 Francisco visitó Kenia, Uganda y la República Centroafricana. Su periplo por el continente negro puede repetirse este 2017 con destino a la República Democrática del Congo. La Conferencia Episcopal nacional logró negociar un acuerdo entre Gobierno y opositores para que Kabila no se presentara para un tercer mandato en las elecciones previstas para este año. Esa difícil encrucijada política que está atravesando el país nunca ha estado lejos de los recuerdos, y las oraciones, del pontífice. El día de Navidad, Francisco le dedicó unas palabras en la bendición «Urbi et Orbi», rogando que sus políticos «prefieran la lógica del diálogo a la del enfrentamiento».
Otro posible destino para el Papa en un hipotético viaje africano sería el de Sudán del Sur. En noviembre de 2015, en una desviación poco habitual en el protocolo diplomático, el Papa se reunió con el presidente de ese país, Salva Kiir, en la sede de la presidencia ugandesa. Asimismo, el pontífice mantuvo un encuentro con los principales líderes católicos, anglicanos y presbiteranos del país en el Vaticano ese pasado octubre. Tras esta reunión, los prelados afirmaron -sin la correspondiente ratificación de la Santa Sede- que una visita papal ya había sido confirmada.
En cuanto a Asia, cabe recordar que de regreso de su visita a Georgia y Azerbaiyán, el Papa dijo que estaba «casi seguro» de que viajaría a India y Bangladesh en este 2017. Francisco ya ha realizado visitas a Corea del Sur, a Sri Lanka, a las Filipinas, lo que significa que una estancia este año en el subcontinente indio no sería de extrañar. Especialmente después del respaldo que el pontífice dio a la Iglesia de Bangladesh con la elevación al Colegio Cardenalicio del arzobispo de Dacca, Patrick D’Rozario.
India y Bangladesh -países de mayoría hindú y musulmana, respectivamente- pueden ser acompañados por Egipto como tres focos para una renovada estrategia de diálogo protagonizada por el Papa en este año que acaba de empezar. El 23 de mayo del año pasado el pontífice se reunió con la máxima autoridad del islam sunita, el imán Ahmed al-Tayeb de la mezquita de Al-Azar en El Cairo. Después de este encuentro Francisco declaró que «nuestro encuentro de hoy es un mensaje de por sí», e igual de significativo o más sería que Francisco siguiera los pasos de Juan Pablo II -quien visitó a Egipto en 2000- y cruzara la puerta de la institución de educación superior más importante del mundo musulmán. Acontecimiento que, según America, podría producirse en noviembre.
Todos estos posibles viajes internacionales que el Papa podría emprender en 2017 –además de las ansiadas visitas a Rusia o China– estarán complementados por las habituales visitas de varios Jefes de Estado al Vaticano, y también por las visitas ad limina de los obispos de diferentes países. Dichas visitas se reanudarán tras el parón del Jubileo de la Misericordia con el viaje de los prelados irlandeses a Roma este mismo mes de enero y el de los obispos canadienses en marzo.
A ello hay que sumar un mayor ritmo en las reformas de la Curia y la creación de organismos colegiados, así como en los trabajos de preparación del Sínodo de 2018, o la publicación de nuevos documentos papales. Llegue o no en 2017 la muy esperada constitución apostólica que dará los últimos toques a la reforma arquitectónica de la Curia, lo cierto es que continuarán las llamadas del Papa a una duradera reforma espiritual.
«La verdadera reforma es la de los hombres», dijo Francisco en su saludo a la Curia en diciembre. «La conversión personal soporta y refuerza la comunitaria. Una sola persona puede hacer tanto bien a todo el cuerpo, o dañarlo mucho».
Con todo estos planes se antoja un año ajetreado para el pontífice, pero si él se siente con fuerzas -a sus 80 primaveras- hay más que motivos suficientes para que la Iglesia entera sienta lo mismo.
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