Dediquen todo esfuerzo en contrastar especialmente la trata de personas y el contrabando de los migrantes: ¡estos son delitos gravísimos que afectan a los más débiles entre los débiles!
(Jesús Bastante/RV).- «Necesitamos una sociedad saneada de corrupción, de extorsiones, del tráfico ilícito de estupefacientes y de armas, de la trata de seres humanos, entre los cuales tantos niños, reducidos a la esclavitud». El Papa Francisco calificó estos hechos de «auténticas plagas sociales» durante su audiencia con la Dirección Antimafia y Antiterrorismo italianos, celebrada esta mañana.
En su discurso, el Papa animó a los responsables de la lucha contra estas lacras a «contrastar y combatir el fenómeno mafioso» que surge como «expresión de una cultura de muerte», opuesto radicalmente a la fe y al Evangelio.
Francisco mostró su reconocimiento a los profesionales que luchan contra las mafias y el terrorismo, en una tarea «difícil y arriesgada, pero indispensable para el rescate y la liberación del poder de las asociaciones criminales, responsables de violencias y abusos, manchados de sangre humano».
La lucha contra estos delitos forma parte de los «desafíos globales que la colectividad internacional está llamada a enfrentar con determinación», recalcó el Papa, quien pidió «medios eficaces» y un trabajo en coordinación entre los Estados.
«Dediquen todo esfuerzo en contrastar especialmente la trata de personas y el contrabando de los migrantes: ¡estos son delitos gravísimos que afectan a los más débiles entre los débiles!», añadió Francisco, quien destacó la necesidad de incrementar las actividades de tutela de las víctimas, a través de la asistencia legal y social de «estos hermanos y hermanas nuestros, en busca de paz y de futuro».
Al tiempo, Francisco reclamó nuevas iniciativas educativas «en la familia, escuela, comunidades cristianas y realidades deportivas y culturales», que favorezcan «una conciencia de moralidad y de legalidad orientada a modelos de vida honestos, pacíficos y solidarios» que puedan «de a poco vencer el mal».
Finalmente, el Pontífice expresó el deseo de que «el Señor les dé siempre la fuerza de seguir adelante y de no desalentarse, continuando en la lucha contra la corrupción, la violencia, la mafia y el terrorismo«. Y pidiendo «que el Señor toque el corazón de hombres y mujeres de las diversas mafias para que dejen de hacer el mal», afirmó: «El dinero de los negocios sucios y de los delitos mafiosos es dinero ensangrentado y produce poder inicuo. Y todos sabemos que el diablo entra por los bolsillos: es allí, la primera corrupción«.