Jesús sabe cómo la vida puede ser difícil. Sabe que muchas cosas cansan el corazón: desilusiones y heridas del pasado, cargas que hay que llevar y perjuicios que hay que soportar en el presente, incertidumbres y preocupaciones por el futuro
(Cameron Doody).- Incluso en los meses de descanso del verano, cuando buscamos reposo para nuestros cuerpos fatigados, Jesús es el único descanso que nos satisface de verdad: la paz verdadera «que se mantiene incluso en las pruebas». Lo ha recordado este mediodía el Papa Francisco en su catequesis previa al rezo del ángelus, en la que también ha rememorado que «Jesús nos espera, no para resolvernos mágicamente los problemas, sino para fortalecernos en ellos».
Algunas frases de la catequesis del Papa
En el Evangelio de hoy Jesús dice: «Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar»
El Señor no se reserva esta frase para uno de sus amigos, ¡no!
Llama a «todos» los que están cansados y agobiados por la vida. ¿Quién puede sentirse excluido de esta llamada?
Jesús sabe cómo la vida puede ser difícil. Sabe que muchas cosas cansan el corazón: desilusiones y heridas del pasado, cargas que hay que llevar y perjuicios que hay que soportar en el presente, incertidumbres y preocupaciones por el futuro
Frente a todo esto, la primera palabra de Jesús es una invitación, una invitación a moverse y reaccionar: «Ven»
El error, cuando las cosas van mal, es quedarte donde estás
En los momentos más oscuros es natural quedarse con uno mismo, meditando sobre lo injusto que es la vida y lo malo que es el mundo
Cerrados dentro de nosotros mismos, vemos todo negro
Pero Jesús quiere que salgamos de estas arenas movedizas, por lo que le dice a cada uno: «¡Ven!»
La salida es en la relación, en el llegar y en el levantamiento de la mirada hacia quien nos ama de verdad
Ir fuera de uno mismo no es suficiente, hay que saber dónde ir
Muchos destinos son ilusorios: prometen refresco y distraen un poco, aseguran la paz y dan diversión, pero dejan a uno en la soledad, son «artificiales»
Jesús nos dice a dónde ir: «Ven a mí»
Así que muchas veces, frente a una carga de la vida o una situación que nos entristece, hablamos con alguien que nos escucha: con un amigo, un experto … Es un gran bien, ¡pero no nos olvidemos de Jesús!
No os olvidéis de abriros a él y contarle vuestra vida, de encomendar personas y situaciones a él
Hoy en día, nos dice a todos: «Vámonos, no renuncies a las cargas de la vida, no te encierres en miedos y pecados, pero ¡ven a mí!»
Él nos espera, no para resolvernos mágicamente los problemas, sino para fortalecernos en ellos
Jesús no nos quita los pesos de la vida, sino la angustia del corazón; no nos quita la cruz, sino que la lleva con nosotros
Y, con él, todo peso se vuelve ligero, porque él es el descanso que buscamos
Cuando Jesús entra en la vida, llega la paz, la que se mantiene incluso en las pruebas, en el sufrimiento
Vámonos a Jesús, dándolo nuestro tiempo y encontrándolo cada día en la oración, en un diálogo confiado y personal
Es él mismo el que pide, casi insistiendo. Se repite al final del Evangelio de hoy: «Aprended de mí, y encontraréis descanso en vuestras vidas»
Aprendamos a ir a Jesús y, mientras que en los meses de verano tratáis de encontrar reposo a la fatiga de la carne, no os olvidéis de encontrar el verdadero descanso en el Señor
Saludos del Papa tras el ángelus
Saludo cordialmente a todos vosotros, romanos, italianos y peregrinos de varios países
En particular, saludo a los fieles polacos que han llegado en bicicleta desde Chełm, con un recuerdo para la gran peregrinación que hoy la familia polaca de Radio María está realizando en el santuario de Czestochowa
Recibo con alegría a las Siervas del Santísimo e Inmaculado de la Virgen y bendigo el trabajo de su Capítulo General, que comienza hoy, así como los sacerdotes de diferentes países que participan en el curso de formación organizado por el Instituto Sacerdos de Roma
Un saludo especial a los chicos del Coro «Puzangalan» -que significa «esperanza»- de Taiwan. ¡Gracias por vuestro canto!
Os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buena comida y adiós!