Los ancianos son desproporcionadamente susceptibles a la pobreza, la mala salud, la discapacidad, el aislamiento social, la violencia, el abandono, las guerras y factores que atentan contra su dignidad
(J. Bastante/Ep).- «Muchos ancianos, con su sabiduría y experiencia, tienen la capacidad de seguir contribuyendo al desarrollo de la sociedad«. Bernardito Auza, representante de la Santa Sede ante la ONU, denunció la marginación de los ancianos en la sociedad, y pidió a los gobiernos «llevar a cabo políticas que refuercen la participación activa de las personas mayores«.
Durante una sesión del alto organismo sobre «Participación activa de las personas mayores en el desarrollo», Auza declaró «imprescindible» lograr «su involucración en la toma de decisiones, su continuidad como contribuyentes económicos, su participación en el mercado de trabajo, su capacidad para disfrutar de una jubilación sana y segura a una edad apropiada, así como el acceso a la formación continua y a la educación permanente».
El delegado del Vaticano en la ONU ha exhortado al organismo internacional a «superar lo que el Papa Francisco denunció como ‘las deficiencias de una sociedad programada para la eficiencia‘. Así, ha denunciado que muchas de las personas mayores son marginadas con «políticas y prejuicios que los dejan a merced de la pobreza y el aislamiento social».
«A medida que la población anciana crece rápidamente en el mundo, la atención a este sector es cada vez más crítica. Ello exige la urgente elaboración de medidas concretas y prácticas que garanticen la protección de sus derechos humanos y respondan a sus necesidades», ha afirmado.
Finalmente, el Observador Permanente del Vaticano en la ONU ha advertido de que los ancianos «son desproporcionadamente susceptibles a la pobreza, la mala salud, la discapacidad, el aislamiento social, la violencia, el abandono, las guerras y factores que atentan contra su dignidad».