Le pedimos a la Virgen que vele por nosotros, que nos apoye, que podamos tener una fe fuerte, alegre y compasiva, que nos ayude a ser santos
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(Cameron Doody).- Un deseo especial del Papa Francisco hoy, en su catequesis previa al ángelus en la fiesta de la Asunción, para todos los hogares del mundo. Que reine en ellos el mismo «ambiente de alegría y comunión» que reinaba en la casa de Isabel y Zacarías tras la visita de María, la cual se cuenta en el Evangelio de hoy. «Portando a Jesús, María nos trae una nueva alegría, llena de significado», ha recordado el pontífice, antes de confiar a la Virgen «las angustias y los dolores» de los que sufren hoy por desastres naturales o conflictos sociales.
Algunas frases de la catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy, solemnidad de la Santísima Virgen María, el Evangelio nos presenta a la joven de Nazaret, que habiendo recibido el anuncio del Ángel, se fue con prisas para estar cerca de Isabel
María oye de su boca las palabras que vinieron a formar la oración de «Ave María»: ‘Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre’
El don más grande que María ofrece a Isabel -y al mundo- es Jesús, que ya vive en ella
María vive ya no sólo por la fe y por la esperanza, al igual que muchas mujeres del Antiguo Testamento
En la Virgen, Jesús tomó carne humana para su misión de salvación
En la casa de Isabel y su esposo Zacarías, donde antes reinaba la tristeza por la falta de hijos, ahora existe la alegría de un bebé en camino: un niño que se convertirá en el gran Juan Bautista, precursor del Mesías
Y cuando llega María, la alegría brota de los corazones y los desborda, porque la presencia invisible pero real de Jesús llena todo de sentido: la vida, la familia, la salvación de la gente … ¡todo!
Esta alegría completa se expresa con la voz de María en la hermosa oración que el Evangelio de Lucas nos ha trasmitido, que se llama el Magnificat
Es un canto de alabanza a Dios, que hace grandes cosas a través de las personas humildes, desconocidas para el mundo, como la misma María, o su esposo José, o como era también el lugar donde vivían, Nazarét
El Magníficat canta sobre el Dios misericordioso y fiel, que cumple su plan de salvación con los más pequeños y los pobres, con los que tienen fe en él, que confían en su palabra, como María
En esta casa [la de Isabel], la venida de Jesús a través de María no sólo ha creado un ambiente de alegría y comunión fraterna, sino también un ambiente de fe que lleva a la esperanza, a la oración, a la alabanza
Nos gustaría que todo esto sucediera hoy día en nuestros hogares
Nos gustaría que la celebración de Santa María de la Asunción nos llevara a nosotros, a nuestras familias, a nuestras comunidades, este inmenso don, la única gracia que hay que pedir siempre, antes y por encima de las otras gracias… ¡la gracia que es Jesucristo!
Portando a Jesús, María nos trae una nueva alegría, llena de significado
Nos trae una nueva capacidad de atravesar con fe los momentos más dolorosos y difíciles
Nos trae la capacidad de la misericordia, del perdón, de entender al otro, de sostenernos mutuamente
María es un modelo de virtud y fe
Al contemplar su asunción hoy al cielo, la realización final de su viaje terrenal, le damos las gracias porque siempre nos precede en la peregrinación de la vida y la fe
Le pedimos que vele por nosotros, que nos apoye, que podamos tener una fe fuerte, alegre y compasiva, que nos ayude a ser santos
Algunas frases de su saludo
A María, Reina de la Paz, que hoy contemplamos en la gloria celestial, quiero confiar una vez más las angustias y los dolores de los pueblos en muchas partes del mundo que están sufriendo debido a los desastres naturales, disturbios o conflictos sociales
¡Que reciban a nuestra Madre celestial para su consuelo y para un futuro de paz y armonía!
¡Os saludo a todos, romanos y peregrinos de diferentes países!
En particular, saludo a los jóvenes de Mira (Venecia) y la Asociación de Don Bosco de Noci
Gracias por venir. Les deseo un buen día de la Asunción, y, por favor, no se olviden de rezar por mí.
¡Buena comida y adiós!