El Evangelio de hoy nos recuerda que Jesús ha querido para su Iglesia un centro visible de comunión en Pedro y en aquellos que le iban a suceder en la misma responsabilidad primacial, que desde los orígenes han sido identificados en los Obispos de Roma
(Jesús Bastante).- «También hoy, con nosotros, hoy, Jesús quiere seguir construyendo su Iglesia, esta casa con cimientos sólidos, donde sin embargo no faltan grietas, y que necesita constantemente ser reparada, como en los tiempos de Francisco de Asís». El Papa Francisco hizo este mediodía un llamamiento a la responsabilidad de todos, «pequeñas piedras», en la construcción de la Iglesia. Cada día.
Haciendo referencia el Evangelio de este domingo, en el que Jesús pregunta a sus discípulos: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?», Francisco recordó que, aunque nos sintamos piedras pequeñas, «ninguna piedra pequeña es inútil, aún más, en las manos de Jesús se vuelve preciosa».
«Y todos nosotros nos convertimos en ‘piedras vivas’ gracias a su amor, y así tenemos un lugar y una misión en la Iglesia», desde el Obispo de Roma, sucesor de Pedro (piedra) hasta el último de los creyentes.
«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra construiré mi Iglesia», dijo Jesús a Simón. «El Evangelio de hoy nos recuerda que Jesús ha querido para su Iglesia un centro visible de comunión en Pedro y en aquellos que le iban a suceder en la misma responsabilidad primacial, que desde los orígenes han sido identificados en los Obispos de Roma, la ciudad donde Pedro y Pablo han dado testimonio de la sangre», subrayó Bergoglio.
Junto a esto, recordó el Papa, «ninguna piedra pequeña es inútil. En las manos de Jesús, la más pequeña piedra es preciosa, porque Él la recoge, la guarda con ternura, la madura con su espíritu y la coloca en el puesto justo donde piensa que puede ser más útil para la construcción de la Iglesia».
Y es que, prosiguió, «cada uno de nosotros es una piedra pequeña, pero en las manos de Jesús hacemos la construcción de la Iglesia«. «Que todos nosotros, como pequeños, seamos piedras vivas, porque cuando Jesús nos coge de la mano, y hace suya esa piedra, la hace viva, plena de vida del Espíritu Santo, de su amor», porque «tenemos un puesto y una misión en la Iglesia. Esa, la Iglesia, es comunidad de vida, falta de muchísimas piedras, todas diversas, que forman un único edificio en el signo de la fraternidad y de la comunión».
En sus palabras después del Angelus, el Papa recordó a las víctimas de las inundaciones en Bangladesh, India y Nepal, e instó a acabar con la persecución a la minoría rohinya.