Queridos hermanos, quisiera dejarles una última palabra: no nos quedemos en 'dar el primer paso', sino que sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad. No podemos quedarnos parados
(Jesús Bastante).- «Ustedes me han hecho mucho bien (…). Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro llevando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de la paz, para siempre». Francisco ya vuela camino de Roma, después de un intenso, multitudinario e histórico viaje a una Colombia que apuesta definitivamente por la reconciliación y la paz, pese a quien pese.
Pocos minutos después de las dos de la madrugada, y tras encontrarse en privado con el presidente Santos, Francisco subió las escalerillas del avión que, doce horas después, lo llevará hasta el aeropuerto de Ciampino.
Un viaje duro, exigente, en el que Bergoglio prácticamente no ha tenido un minuto de descanso. Pero que ha servido para apuntalar las bases de la paz en Colombia y, quién sabe, si también en mitad de un mundo que sigue amenazado por una tercera guerra mundial a pedazos. Incluyendo a la «amada Venezuela«, a la que Bergoglio se refirió en tres ocasiones.
«Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro llevando el abrazo de la paz. Libre de toda violencia», se despidió el Papa de la riada de fieles que lo ha acompañado en Bogotá, Villavicencio, Medellín, y hoy, mismo, en Cartagena de Indias. Millones de hombres y mujeres, chicos y ancianos, que se sienten impelidos a ser protagonistas de un futuro en el que el odio y la venganza dejen paso a la justicia y la reconciliación.
«Queridos hermanos, quisiera dejarles una última palabra: no nos quedemos en ‘dar el primer paso’, sino que sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad. No podemos quedarnos parados», concluyó Francisco antes de regresar a la Ciudad Eterna.