Jesús se arriesga por cada uno de nosotros. Jesús es Jesús, no se llama Poncio Pilatos. No sabe lavarse las manos, solo sabe arriesgarse
(J. Bastante/Vatican News).- «Quien manda debe servir. Vuestro jefe debe ser vuestro servidor«. Por cuarta vez en cinco años de Pontificado, Francisco quiso celebrar la liturgia del Jueves Santo en una cárcel romana. En esta ocasión, Bergoglio acudió a la cárcel romana ‘Regina Coeli‘, donde lavó los pies de doce presos.
Los reos seleccionados provenían de siete países diferentes: Italia, Filipinas, Marruecos, Colombia, Nigeria y Sierra Leona. Dentro del grupo hay ocho católicos, dos musulmanes, un ortodoxo y otro budista. Por expreso deseo del Papa y de los internos, la celebración tuvo carácter privado y no se retransmitió en directo.
Antes de lavar sus pies, Francisco explicó brevemente la razón de este signo. «En el ingreso de las casas estaban los esclavos que lavaban los pies. Era un trabajo de esclavos pero era un servicio, hecho por los esclavos. Jesús quiso hacer este servicio para darnos un ejemplo de cómo nosotros tenemos que servirnos los unos a los otros«, señaló.
La visita, de carácter privado, vio en primer lugar al Santo Padre encontrar a los detenidos enfermos. Posteriormente se dirigió para celebrar la Santa Misa en la «Rotonda», mismo lugar que visitara Juan XXIII en 1958, la primera vez que un pontífice acudió a una cárcel.
«El que manda, para ser un buen jefe, sea donde sea, debe servir. Pienso muchas veces… no en este tiempo porque cada uno está vivo y tiene oportunidad de cambiar de vida y no podemos juzgar«, recalcó el Papa. «Pensemos en la historia, si tantos reyes, emperadores, jefes de estado hubiesen entendido esta enseñanza de Jesús en lugar de mandar, ser crueles, asesinar a la gente, si hubiesen hecho esto… ¡cuantas guerras no hubiesen tenido lugar!», reflexionó.
A su vez, Bergoglio admitió que a veces «hay gente que no facilita esta actitud de servicio, gente soberbia, gente odiosa, gente que quizás nos desea el mal, pero a estos servidles más».
«También hay gente que sufre, es descartada por la sociedad y Jesús va allí y les dice: ‘tú eres importante para mí, y Jesús viene a servirnos. La señal de que viene a servirnos aquí a la cárcel es que ha querido elegiros a 12 de vosotros como a los 12 apóstoles para lavaros los pies», añadió.
El Papa afirmó que «Jesús se arriesga por cada uno de nosotros. Jesús es Jesús, no se llama Poncio Pilatos. No sabe lavarse las manos, solo sabe arriesgarse».
«Hoy cuando me incline ante cada uno de vosotros, pensad: ‘Jesús ha arriesgado en este hombre, un pecador, para venir a mí y decirme que me ama’. Este es el servicio, este es Jesús. No nos abandona nunca, no se cansa nunca de perdonarnos. Nos ama tanto».
«Antes de darnos su cuerpo y su sangre, Jesús se arriesga por cada uno de nosotros. Y lo hace en el servicio porque nos ama tanto», dijo antes de continuar con el rito del lavatorio.
Como recuerdo de su visita, el Papa deja como don el altar sobre el que celebró la Misa in Coena Domini, una obra en bronce del escultor Fiorenzo Bacci de Porcia, que fuera donada al Santo Padre durante la Audiencia general del 12 de noviembre de 2016.
La Misa in Coena Domini en el Centro Penitenciario Regina Coeli, sucede a las presididas por el Santo Padre en la cárcel de Paliano en 2017, en C.A.R.A. de Castel Novo de Porto en 2016, en la cárcel de Rebibbia en 2015, en la Fundación Don Gnocchi en 2014 y en la Cárcel de menores de Casal del Marmo.