Reivindica en Molfetta a Don Tonino, "un obispo-siervo, un pastor convertido en pueblo"

Francisco: «Estamos llamados a coser cada lágrima, a estar presentes en todas partes y ser constructores de paz»

"La palabra de Dios libera, levanta, hace ir adelante, humildes y valientes", asegura el Papa

Francisco: "Estamos llamados a coser cada lágrima, a estar presentes en todas partes y ser constructores de paz"
Reivindica en Molfetta a Don Tonino, "un obispo-siervo, un pastor convertido en pueblo" Osservatore Romano

Soñó con una Iglesia hambrienta de Jesús e intolerante con todo lo mundano, con una Iglesia que "sabe cómo percibir el cuerpo de Cristo en los incómodos tabernáculos de la miseria, el sufrimiento y la soledad"

(J.B./Vatican News).- Con bastante retraso sobre el horario previsto (Francisco permaneció un buen rato saludando y bendiciendo enfermos y niños en Alessano), el Papa se dirigió a Molfetta, la diócesis donde Tonino Bello ejerció durante 11 años, hasta su muerte. Allí, presidió una Eucaristía frente al mar, en pleno ‘tacón de la Bota’ italiana, en la que habló de los dos aspectos centrales para la vida cristiana: el pan y la palabra.

«El pan es la comida esencial para vivir y Jesús en el Evangelio se ofrece a nosotros como Pan de Vida» dijo el Santo Padre. «Es una expresión fuerte – continuó – comed mi carne y bebed mi sangre», pero ¿qué significa? Preguntó. «Significa que para nuestra vida es esencial entrar en una relación vital y personal con Él» y aseguró que la Eucaristía «no es un bonito rito, sino la comunión más íntima, concreta y sorprendente que se pueda imaginar con Dios».

Y en este contexto, recordó unas palabras de Don Tonino Bello: «no son suficientes las obras de caridad, si falta la caridad en las obras. Si falta el amor del que inician las obras, si falta la fuente, si falta el punto de salida que es la Eucaristía, cada compromiso pastoral resulta sólo un remolino de cosas».

Pero también recordó las palabras de Jesús en el Evangelio cuando dice: «El que me come, vivirá por mí», como si dijera: «quien se alimenta de la Eucaristía asimila la misma mentalidad del Señor», dijo Francisco. Es decir, «Él es Pan partido para nosotros» y quien lo recibe se convierte a su vez en pan partido «que no se levanta con orgullo, sino que se da a los demás» aseveró el Papa, de manera que «deja de vivir para sí mismo, para su propio éxito, para tener algo o para convertirse en alguien» y vive «para Jesús y como Jesús».

 

 

 

Y Don Tonino – continuó el Papa- «ha vivido así». «Entre vosotros ha sido un Obispo-siervo, un Pastor convertido en pueblo, que frente al Tabernáculo aprendió a ser comido por las personas». Y soñó con una Iglesia hambrienta de Jesús e intolerante con todo lo mundano, con una Iglesia que «sabe cómo percibir el cuerpo de Cristo en los incómodos tabernáculos de la miseria, el sufrimiento y la soledad», porque – como decía Don Tonino – «la Eucaristía no tolera el sedentarismo» y sin levantarse de la mesa queda «un sacramento inacabado».

«El Pan de Vida» es también » Pan de Paz» y Don Tonino – continuó el Papa – sostenía que «la paz no viene cuando uno agarra su pan y se lo come por su cuenta», la paz es «algo más» dijo Francisco, «es convivencia» porque «los conflictos y las guerras encuentran su raíz en el desvanecimiento de los rostros» y nosotros, que compartimos este Pan de unidad y de Paz, «estamos llamados a amar cada rostro, a coser cada lágrima, a estar presentes en todas partes y ser constructores de paz«.

 

 

 

Después, el Papa habló del segundo aspecto central para la vida cristiana: la palabra. Muchas veces nos preguntamos ¿cómo puede el Evangelio resolver los problemas del mundo? ¿A qué sirve hacer el bien en medio de tanto mal? Y de esta manera – afirmó el Santo Padre – «caemos en el error de esa gente, paralizada en debatir las palabras de Jesús» en lugar de «acoger el cambiamiento de vida que Él nos pide». Y en este respecto, Francisco volvió a citar una frase de Don Tonino, cuando durante el tiempo de Pascua decía: «acoger esta novedad de vida, pasando de las palabras a los hechos» porque «A Jesús no se le responde de acuerdo con los cálculos y las comodidades del momento – aseguró el Papa –  sino con el «sí» de toda la vida. Él no busca nuestras reflexiones, sino nuestra conversión».

Por último, el Santo Padre reflexionó sobre las palabras del Señor a Saulo cuando le dijo «Entra en la ciudad» para recordar que también a nosotros nos dice «Ve, no te quedes encerrado en tus espacios tranquilizadores, arriesga!», porque después de haber encontrado al Resucitado «tenemos que ir, salir» a pesar de «todos los problemas y las incertezas» puntualizó el Papa. Y es por ello, que estamos llamados – continuó el Papa – sea cual sea la situación en la que nos encontremos «a ser portadores de esperanza Pascual». «Como decía Don Tonino, servidores del mundo, pero como resucitados, no como empleados».

Y al final, Jesús dice a Saulo: «Te será dicho lo que tienes que hacer» y Saulo – explicó Francisco – «acepta obedecer, se vuelve paciente y aprende la humidad» porque humilde no quiere decir ser «tímido o resignado» sino «dócil a Dios». «La palabra de Dios libera, levanta, hace ir adelante, humildes y valientes» y no nos convierte en «los protagonistas establecidos y campeones de su habilidad» sino «en los auténticos testigos de Jesús en el mundo».

 


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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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