Se desplaza a la sede de una fundación en Casale, en la periferia romana

El Papa realiza una visita sorpresa a un hogar de discapacitados

Pasó dos horas con doscientas personas con diversidad funcional

El Papa realiza una visita sorpresa a un hogar de discapacitados
El Papa abraza a un niño durante su visita Sala Stampa

El encuentro duró unas dos horas, en las cuales saludó y se entretuvo con los participantes de este proyecto de vida y autonomía para minusválidos

(C.D./Agencias).- No fue un viernes, pero sí fue una visita llena de misericordia. El Papa Francisco pasó la tarde de este domingo en compañía de doscientas personas con discapacidad grave en el marco de una visita sorpresa a la sede de la fundación «Durante y después de nosotros» y de la Cooperativa Osa, en la periferia romana.

Según informó la sala de prensa de la Santa Sede en un breve comunicado, ayer el pontífice dejó el Vaticano y se trasladó hasta la zona romana de Casale, para visitar ambas instituciones.

El encuentro duró unas dos horas, en las cuales saludó y se entretuvo con los participantes de este proyecto de vida y autonomía para minusválidos.

Más temprano, al mediodía de este domingo, el líder católico dirigió su bendición de mediodía con la oración mariana del Angelus, ante más de 15.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

En la plancha asfáltica se dispuso un grupo de fieles que mostró una enorme bandera con la inscripción «SOS Nicaragua», preocupada por la situación política y social en ese país centroamericano.

Si bien Jorge Mario Bergoglio no hizo referencia este día a la crisis nicaragüense, sí recordó que la víspera en Asunción (Paraguay) fue proclamada como beata María Felicia de Jesús Sacramentado, una monja de la Orden de las Carmelitas Descalzas conocida coloquialmente como «Chiquitunga».

«Vivió en la primera mitad del siglo XXI, adhirió con entusiasmo a la Acción Católica y se comprometió en el cuidado de ancianos, enfermos y encarcelados», recordó, hablando en italiano.

«Esta fecunda experiencia de apostolado, sostenida por la eucaristía cotidiana, terminó en la consagración al señor. Murió a los 34 años, aceptando serenamente la enfermedad», añadió.

Deseó que el testimonio de esta joven beata sea una invitación para todos los jóvenes, especialmente los paraguayos, a vivir la vida con generosidad, mansedumbre y alegría. Y concluyó pidiendo un aplauso para Chiquitunga y para todo el pueblo paraguayo, que la multitud dedicó.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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