EL HOMBRE Y LA FE

El sufrimiento de las víctimas de la trata protagoniza el Vía Crucis en el Coliseo de Roma

El sufrimiento de las víctimas de la trata protagoniza el Vía Crucis en el Coliseo de Roma
Prostitución callejera. EP

Combatir la trata de personas (El Via Crucis del Papa en el Coliseo se centrará en migrantes y cristianos perseguidos).

La hermana Eugenia Bonetti, de las Misioneras de la Consolata, será quien prepare los textos para el tradicional Vía Crucis del Viernes Santo que tendrá lugar en el Coliseo de Roma el 24 de abril.

«El sufrimiento de tantas personas que son víctimas de la trata de personas será el tema central de las meditaciones», ha explicado Alessandro Gisotti, de la Oficina de Prensa vaticana. Unas meditaciones que buscan que, quienes participen en este Vía Crucis, reflexionen sobre los pecados y sufrimientos de hoy y la respuesta de cada cristiano a los mismos.

Cada año, el Papa pide este servicio a una persona diferente y, este año, ha querido que sea la hermana Bonetti, responsable de la oficina contra la trata de mujeres y menores de la Unión de Superiores Mayores de Italia.

Como han explicado desde su congregación, fue en 1993 cuando esta religiosa de la Consolata, que hoy tiene 80 años, comenzó a trabajar con las mujeres africanas que esperaban en las aceras a sus clientes.

La hermana Eugenia había pasado más de dos décadas y media trabajando como misionera en África y se sorprendió al ver cuántas jóvenes de diferentes países africanos trabajaban como prostitutas en su ciudad natal de Turín.

Una de estas chicas, María, se presentó en el Centro de Cáritas donde trabajaba y la siguió a Misa aquella noche. Aquello cambió la vida de la misionera.

María, como ha reconocido sor Eugenia, se convirtió en su catequista, ayudándola a comprender las complejas rutas por las que tantas mujeres y niñas acaban siendo objeto de tráfico desde lugares de todo el mundo. Cómo son compradas, vendidas, golpeadas y violadas, para terminar trabajando en las calles de una ciudad europea.

Hoy en día, hay unas 27 millones de víctimas de una industria de tráfico global que factura unos 32.000 millones de dólares cada año.

La hermana Eugenia ha estado al frente del esfuerzo de la Iglesia Católica por combatir este comercio de seres humanos, romper las cadenas de esta moderna forma de esclavitud y ayudar a las mujeres víctimas a recuperar la esperanza y dignidad en sus vidas. La religiosa es presidenta de la ONG «Slaves No More».

En 2013, sor Eugenia le pidió al papa Francisco que ayudara a crear una mayor conciencia en la Iglesia sobre el problema de la trata de personas mediante el establecimiento de un día mundial de oración y ayuno.

El pontífice escuchó su petición y el 8 de febrero de 2015 se celebraba por primera vez el Día Internacional de Oración y Concienciación contra la Trata de Personas.

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