Israel Cuchillo (Periodista Digital).- Entramos en fechas de pretemporada para los toreros. La cabalgata de Reyes marca para muchos el inicio o el aumento en intensidad de los entrenamientos, los madrugones, las dietas. Desde hace más de una década, son muchos los que deciden trabajar su puesta a punto junto a Diego Robles en Sanlúcar de Barrameda.
Por las playas de la localidad gaditana siempre se ha visto a los toreros de la tierra pegarse carreras mañaneras, pero desde que en 1991 Miguel Báez Litri instalara su cuartel general de invierno en Sanlúcar, muchos matadores, novilleros y banderilleros pasan los meses más duros de frío en el ya clásico centro de alto rendimiento que capitanea Diego Robles.
Como meros estudiantes universitarios, los de luces comparten piso y vida a la espera de que suene el clarín. Por el momento, una veintena de toreros se encuentran ya en la localidad gaditana: Juan José Padilla, (instalado permanentemente en Sanlúcar), Jesuli de Torrecera, Marquito, los banderilleros El Mangui, Carmelo, Miguel Núñez, Alejandro Escobar…
En las próximas semanas, y tomando como referencia inviernos anteriores, se espera la llegada de Fernando Cruz, Juan Ávila y Leandro Marcos, entre otros.
LOS ENTRENAMIENTOS
Según ha contado Diego Robles a PERIODISTA DIGITAL, la jornada comienza a las nueve de la mañana en la plaza de toros. Una caminata suave precede a 45 minutos de carrera continua (por la playa o por el campo, dependiendo de las mareas). De vuelta a la plaza, a los toreros les esperan otros tres cuartos de hora de ejercicios físicos para potenciar la elasticidad y la fuerza. Con esta paliza en el cuerpo, llega el momento de coger los trastos para «hacerse un toro bueno, una faena grande». Con el toreo de salón agotan el tiempo hasta la una del mediodía, aproximadamente. Por la tarde, los más afortunados se van a tentar a las muchas ganaderías de la zona y los que no, a descansar. Así de lunes a viernes, y hasta los meses de abril o mayo, dependiendo de si hay o no contratos.
Por fortuna, la actualidad del toreo va mucho más allá de oscuros concursos de arrendamientos de plazas, negociaciones laborales o estrategias de apoderamiento. Por ejemplo, a las playas de Sanlúcar de Barrameda.
