Esta vez sí, la emoción llegó al tendido

Esta vez sí, la emoción llegó al tendido

Israel Cuchillo (Periodista Digital).- Cuántas veces habrán repetido los cronistas taurinos eso de que el toro «no transmite», es decir, que su peligro no se percibe en el tendido. Este domingo en la Plaza Mexico, Pajarito, de la ganadería de Cuatro Caminos, subió toda la emoción del toro bravo y sus 530 kilos a los tendidos con un salto atlético. El susto quedó en sólo dos heridos de consideración y seis contusionados.

La embajadora de España en México, Cristina Barrios, que se encontraba presenciando el festejo, se salvó de milagro, pero no su compañera de localidad, que recibió una cornada de dos trayectorias (9 y 10 centímetros en la región suprapúbica), informa burladerodos.com.

Un anciano de 76 años sufre rotura de cadera y seis personas más tuvieron que ser atendidas por contusiones, además de tres aficionados aquejados de crisis nerviosas.

Así cuenta Juan Antonio de Labra, en burladerodos.com, los momentos de mayor tensión:

«Pajarito salió del toril con brío y se fue como rayo contra las tablas. El toro de Cuatro Caminos, herrado con el número 134, de 530 kilos de peso, saltó limpiamente la barrera y se apoyó con el tren posterior sobre ella para dar un rapidísimo y nuevo impulso que, en fracción de segundos, lo puso en la segunda fila sobre varios aficionados.

En ese momento de tanta angustia, la gente de los alrededores reaccionó de manera distinta: unos saltaron al callejón de inmediato como impulsados por un resorte; otros trataron de correr despavoridos por el pasillo de su fila de asientos, o brincaron hacia arriba por los respaldos de las butacas y así como en ese jocoso chiste del león que escapa de la jaula en el circo, parecía escucharse aquel grito del cojo que imploraba con desesperación: ‘¡No corran que es peor!’.

De pronto, un amplio número de personas rodeaban al toro, que había quedado atrapado entre las filas de asientos. Un sentimiento de caos se apoderó del coso cuando varias personas se movían por el callejón, se metían en el ruedo, iban y venían los paramédicos y monosabios con camillas de madera. Poco a poco los heridos fueron trasladados a la enfermería y la situación comenzó a normalizarse cuando Felipe Vallina y Polo Casasola dieron muerte al toro.

Momentos más tarde, Pajarito fue arrojado al callejón y sus despojos dieron con estrépito en el suelo. Después, varios fortachones de la seguridad de la plaza lo jalaron hasta dejarlo sobre la arena, donde el tiro de mulos se lo llevó en medio del desconcierto colectivo».

Este lunes los toros han vuelto a ser portada en los medios mexicanos, pero no por el rabo que cortó el rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza en la plaza de la capital centroamericana, sino por este desgraciado episodio. Qué triste.

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Autor

Israel Cuchillo

Israel Cuchillo, taurino, periodista, community manager, editor. Afilando la comunicación 2.0. A veces me salen fotos chulas.

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