¡Qué difícil es ser torero!

(PD).- Dificilísimo debe ser alcanzar la gloria del toreo. Se dice que es más fácil llegar a ser Papa. Después de ver lo de ayer, sin duda alguna. Porque ser torero es casi imposible. Sobre todo, con toros como los de Cebada Gago, complicadísimos, mansos, broncos, de pésima casta; y, para más inri, con una concepción moderna del toreo basada en el arte, el pellizco y la cursilería, a veces, que tanto se valora.

Dice Antonio Lorca en El País que es verdad que hoy se torea mejor que nunca; pero no es menos cierto que el toro actual, bondadoso, con cara de no haber roto un plato, justísimo de fuerza y de casta, permite unas confianzas que ya quisieran haber visto nuestros abuelos.

Y cuando salen toros como los de ayer que impiden el toreo de hoy, ¿quién puede triunfar? Vaya, pues, por delante el respeto y la admiración para quienes se juegan la vida de verdad ante alimañas como los cebadas, y casi nadie se lo reconoce.

LEER COMPLETO EN EL PAÍS

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído