Fernando Savater lamenta que «Curro Romero sea enemigo público y tirar cosas a los toros en los ‘correbous’, aceptable»

Fernando Savater lamenta que "Curro Romero sea enemigo público y tirar cosas a los toros en los 'correbous', aceptable"
. Europa Press

El filósofo y escritor Fernando Savater, que ha presentado este martes en Sevilla su obra ‘Tauroética’, ha afirmado que «cinco personas tirando cosas a un toro y encendiendo los cuernos es un hecho aceptable y, en cambio, Curro Romero es enemigo público».

En una entrevista concedida a Europa Press, Savater ha señalado que el debate taurino en Cataluña ha contado con el componente nacionalista, como se evidencia en el hecho de que se permitan los ‘correbous’. En este sentido, ha afirmado que si la prohibición de las corridas de toros es un intento de proteger a los animales, «éstos lo pasan peor y son más humillados en las fiestas populares que en una plaza de toros».

Además, ha asegurado que el toreo es «un juego con desventaja, pues, aunque el torero es un ser racional, está solo con una capa y un pincho, pero los ‘correbous’ son un linchamiento masivo». «Si se justifica una cosa, el toreo también tiene justificación», ha resaltado, reiterando que esto demuestra que «el componente nacionalista es muy fuerte» en este debate.

Savater, que ha estado acompañado en la presentación por el director de cine Agustín Díaz Yanes, hijo del torero ‘Michelín’, ha señalado que los toros son el pretexto de la obra, pues lo que le ha interesado como profesor de Etica ha sido reflejar la relación del hombre con los animales, especialmente en el caso de los toros.

Así, ‘Tauroética’ recoge un recorrido por las teorías de la relación del hombre con el animal, mostrando la diferencia entre la tradición ética occidental, desde Aristóteles a Kant, frente a «la especie de budismo que ahora se está imponiendo y que obliga a pensar que todo hay que tratarlo como a un ser vivo». En este punto, ha destacado que esto es «incompatible, pues si todos somos seres vivos no podemos seguir viviendo, ya que nuestras vidas se alimentan y nutren de otras».

Además, esta especie de budismo «no es tradición ética desde el punto de vista de nuestra moral, sino una idea religiosa respetable como otra». «Después de que nos habíamos librado de los dogmas de la religión católica, que era la verdadera, ahora vamos a aceptar el budismo, que es falsa», ha bromeado.

Consciente de que a la sociedad le puede gustar los toros o no, ha precisado que, con respecto a la sensibilidad de las personas, hay que ser respetuoso, pues, según ha comentado, le encanta el jamón y el chorizo, pero no «iría jamás a una matanza». En este sentido, ha subrayado que esto «no es una actitud moral», recalcando que hay que distinguir entre «la sensibilidad ante ciertas cosas y la moral, que son unos principios».

Además, ha añadido que existe «una diferencia brutal entre nuestra relación con los animales y con los seres humanos, pues a los primeros se les puede tener miramiento compasivos, pero con los segundos existe una obligación moral, porque son semenjantes».

«MALTRATO ES LIDIAR OVEJAS»

Por otro lado, ha explicado que los toros de lidia son unos animales que «ha criado el hombre, no es fruto de la evolución, sino de la deliberación humana para crear un tipo de producto». Así, ha asegurado que «el toro de lidia está hecho para la lidia, lo mismo que los caballos de carrera, para las carreras y darles el destino para el que se han criado no es maltrato».

«Maltrato sería lidiar ovejas, no toros bravos», ha comentado el escritor, añadiendo que «el día que desaparezca la lidia, desaparece el toro, como sucediera en toda Europa, donde existían al igual que ahora existen en España y el sur de Francia.

En este sentido, ha declarado que «queriendo salvar a los toros vamos a conseguir convertirlos en un animal como el ornitorrinco, es decir, para ser expuesto en un zoológico».

En referencia al debate creado en Cataluña alrededor de la prohibición de las corridas, el Premio Planeta en 2008 por ‘La hermandad de la buena suerte’ ha señalado que la intención con la que nace un Parlamento no es la que se ha dado en la cámara catalana, pues esta institución «debe crear un marco legal para la convivencia de morales diferentes, no imponer una moral para todos», citando el caso de la ‘Ley del Aborto’, un marco legal para que cada cual actúe en relación a su moral. «Un parlamento no puede imponer cual es la moral buena», ha lamentado.

El libro nace con la naturaleza de prevención, es decir, contar ante nuevas iniciativas, que «no cree que se den por el componente nacionalista del caso catalán», con una argumentación desde el punto de vista ético, que desde el sentido clásico refleja que «no tiene sentido la justificación» para su prohibición.

Savater ha comentado que algunos señalan que si el precio que hay que pagar para que los animales no sufran es la extinción, que desaparezcan, curiosamente, según ha explicado, es la idea defendida por Schopenhauer en ‘El mundo como voluntad y representación’, donde recogía que «para acabar con el sufrimiento humano, la verdadera postura moral era negar la creación, dejar de reproducirnos y, así, extinguirnos». En este sentido, ha bromeado afirmando que «para terminar con el dolor de cabeza, la guillotina es mejor que la aspirina».

«PROBLEMA INTERNO»

Volviendo al debate existente actualmente en la sociedad, ha expresado que quizás haya habido un componente de «oportunismo político» en Cataluña, a lo que hay que sumar «el resquemor» por la reforma del ‘Estatut’, es decir, «la necesidad de buscar un terreno de separación y distinción, a pesar que allí ha habido toros desde tiempo remotos».

Savater, pregonero taurino de la Feria de Abril de Sevilla en 2004, ha reconocido que el problema de la ‘Fiesta’ no son los antitaurinos, sino «los taurinos», aclarando que lo que degrada la fiesta es «la falta de trapío de los toros, la pérdida del sentido de lidia en las faenas o la corriente que convierte a los toreros en figuras de la prensa del corazón». «Si queremos que el toreo sea un bien de interés cultural, hay que exigir una garantía de calidad y un ritual depurado, no un negocio cada vez más pobre», ha confesado. Por último, ha aconsejado que «con el pretexto del riesgo de su eliminación, los taurinos tienen que regenerar el toreo para limpiar su cara».

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