La plaza, hoteles y restaurantes colgaron el cartel de ‘no hay billetes’
Apenas se abre la puerta (con nueve minutos de retraso) y pisan la arena del coso onubense de la Merced los dos diestros, José Tomás y Morante de la Puebla, el entusiasmo colectivo se desborda: el público aclama a sus ídolos, suenan palmas por bulerías.
Y escribe Andrés Amorós en ‘ABC’ que le contaba Marcial Lalanda que, el día que reapareció en Madrid Juan Belmonte, la locura popular fue tal que, en la vuelta al ruedo inicial, le arrojaban hasta niños de pecho… Esta tarde no existe ese problema: en los tendidos, atestados, no queda hueco ni para un bebé.
Si el surrealista Magritte hubiera pintado esta escena, podría haber añadido debajo (como hizo con una botella) un rótulo: «Esto no es una corrida de toros».
En efecto, no es una corrida al uso, una más, sino un acontecimiento: algo que nadie quiere perderse, porque va a pasar a la historia; sobre todo, para poder contar que uno formaba parte del grupo de los elegidos que estuvo allí… Se anuncia la corrida como un «mano a mano».
Eso suele implicar una idea de rivalidad, de «pique» entre dos toreros.
No es el caso. Tanto José Tomás como Morante siguen su propio camino, muy definido, sin preocuparse de lo que hagan los demás. Prueba: en toda la tarde no ha habido competencia en quites en ningún toro.
FICHA DEL FESTEJO
- Toros, por el siguiente orden, de Victoriano del Río, noble pero sin fuerza; Núñez del Cuvillo, con genio y mal estilo; Jandilla, bravo y bueno, aunque al final amagó con «rajarse»; Juan Pedro Domecq, noblón pero escaso de raza y apagándose; «El Pilar», el más complicado; y Zalduendo, incómodo.
- José Tomás: pinchazo y estocada trasera (oreja); estocada desprendida (dos orejas); y estocada tendida (gran ovación tras leve petición).
- José Antonio «Morante de la Puebla»: pinchazo, más de media y dos descabellos (silencio); estocada ligeramente desprendida (oreja con petición de la segunda); y dos pinchazos y media (ovación)
- En cuadrillas, Rafael Cuesta saludó en el segundo, «Lili» en el cuarto y Alejandro Sobrino en el sexto, y con los dos últimos compartió aplausos Sánchez Araujo. Por su parte, José María Soler lidió con eficacia al tercero.
- La plaza tuvo lleno de «no hay billetes» en tarde de calor agobiante.