Es una mamarracha de tomo y lomo. Virginia Ruiz, es una activista española que quiso tener sus minutos de gloria irrumpiendo como un elefante en una cacharrería en una corrida en La Malagueta.
Justo cuando saltó a la arena, el toro ya se encontraba en el suelo esperando la estocada final. Ella, ni corta ni perezosa, corrió a abrazarlo, pues quería darle amor, antes de que partiera de este mundo. De traca.
Eso sí, la gracieta por su peculiar vuelta al ruedo le va a costar un ojo de la cara, ya que se enfrenta a una posible multa tasada en 7.000 euros.