El tenista argentino Mariano Puerta, suspendido ocho años por reincidencia en sendos positivos por dopaje, afirmó que «no necesitaba ayuda de nada para llegar» a donde llegó, la final de Roland Garros, sino la de su «propio juego«:
«Llegué a Roland Garros ranqueado (posicionado) número 3 del mundo por mi actuación desde el 1 de enero, en polvo de ladrillo (tierra batida), con tres análisis impecables desde esa misma fecha».
Todo aparece en una carta enviada al diario La Nación y publicada el pasado sábado.
El deportista dio positivo en el control de dopaje posterior a la final que perdió contra el español Rafael Nadal, el 5 de junio pasado, fecha desde la que cuenta la sanción impuesta por el Tribunal de la Federación Internacional de Tenis (ITF), de acuerdo con el código de la Agencia Mundial Antidopaje.
Puerta aclaró que en las dos sentencias dictadas por el tribunal «los jueces reconocieron que las sustancias prohibidas se ingirieron accidentalmente y sin beneficiar al jugador ni perjudicar a sus adversarios, por el tiempo transcurrido desde la administración de una medicina».
El tenista sostuvo, además, que el fallo sostiene que «la ingesta de etilefrina fue accidental» ya que el jugador «no se dopó él mismo ni era consciente de la contaminación». De esta manera, Puerta respondió a especialistas y periodistas, que el pasado viernes opinaron y analizaron su caso.
«Juzgan mi honor sin conocer los hechos comprobados y apartándose no se sabe con qué autoridad de la calificación judicial de accidente ajeno a mi voluntad que mereció mi conducta por los jueces intervinientes en ambos episodios», se quejó el tenista en la carta.
Puerta ya había sido suspendido nueve meses en 2004 por consumo de clenbuterol y ahora dispone de tres semanas para apelar contra la sentencia del Tribunal Internacional, que prácticamente le obliga a retirarse de la competición.
