Demoledor

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El misionero José Acasuso vapuleó al croata Ljubicic, N° 5 del mundo, por 6-2 y 6-0 y es el único argentino en los octavos de final de Hamburgo; cayeron Gaudio y Mónaco. Son muchos los que dicen en el circuito que el misionero José Acasuso tiene que dar el salto definitivo este año.

Cuando aquella sorpresiva aparición en el torneo de Buenos Aires en 2001, donde alcanzó la final luego de haber disputado la clasificación, empieza a quedar algo lejana en el tiempo y su figura ya no responde a los cánones de las sorpresas, Acasuso se apresta a confirmar todo lo bueno que de él siempre se dijo.

En esta temporada tuvo un buen arranque, con dos pruebas de caráctercon: la obtención del título en Viña del Mar al vencer en la final al local Nicolás Massú ante un público hostil y el sorprendente debut en la Copa Davis en el Parque Roca, con una contundente victoria sobre el sueco Thomas Johansson. Ayer, en la segunda rueda del Masters Series de Hamburgo, agregó una nueva estocada: apabulló al croata Ivan Ljubicic, N° 5 del ranking mundial, por 6-2 y 6-0, y quedó como el único argentino en carrera por las caídas de Gastón Gaudio y Juan Mónaco.

Acasuso encontró así una buena manera de darle crédito a un excelente momento, ya que esta semana alcanzó su mejor ubicación en el ranking mundial: 30°, cuando estamos en las puertas de Roland Garros, la Meca del polvo de ladrillo.

Pero esa es una historia que todavía se tiene que escribir, mientras Hamburgo está en plena disputa. Acasuso gozó con su amplia superioridad sobre el tenista croata, reciente rival en la Copa Davis, y hoy, por los octavos de final, se medirá con el francés Sebastien Grosjean, quien viene de superar al italiano Filippo Volandri por 7-5 y 7-6 (7-4). El partido será el tercero de la cancha central, que comenzará su actividad a las 6, hora de Buenos Aires (transmitirá en directo ESPN). Acasuso y Grosjean nunca se enfrentaron.

La felicidad de Chucho Acasuso encontró en Gaudio (6° favorito y N° 8 del mundo) la otra cara de la moneda. El tenista de Temperley volvió a sufrir dentro de una cancha de tenis. Esa es la impresión que da cada vez que las cosas no salen como él las piensa. Ayer cayó frente al francés Gilles Simon (53ero del mundo) por 6-4, 3-6 y 6-4.

Víctima de su propio carácter, en un encuentro equilibrado, Gaudio tenía ventaja de 3-1 en el primer set y lo perdió. Luego se recuperó en el segundo parcial. Pero en el último repitió la historia del primero: ganaba por 4-1 y perdió por 6-4. Hasta su short sufrió esta vez las consecuencias de sus contrariedades.

El que tampoco pudo llegar a los octavos de final fue el tandilense Juan Mónaco, que cayó frente al siempre difícil sueco Robin Soderling por un doble 6-4. Y dejó todo el peso de la Legión en Acasuso.

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