Organizar el Mundial trae premio

(Agencias).- La historia dice que el anfitrión suele llegar muy lejos en un Mundial, como demuestra que once de los dieciocho países que organizaron una fase final llegaron, al menos, a semifinales y seis de ellos incluso se proclamaron campeones en casa.

Organizar un Campeonato del Mundo suele ser una labor difícil y costosa, pero, a menudo, trae sus frutos, tanto desde el punto de vista económico como del deportivo. De los dieciocho países que actuaron como anfitriones en la Copa Mundial, seis se proclamaron campeones, dos llegaron a la final, tres cayeron en semifinales y cuatro vieron frenada su andadura en los cuartos.

Únicamente tres selecciones desaprovecharon la enorme oportunidad que supone organizar un evento de esta magnitud: España (12º en 1982), Estados Unidos (15º en 1994) y Japón (9º en 2002). No obstante, tanto americanos como asiáticos, representados entonces por selecciones sin ninguna tradición futbolística, realizaron un dignísimo papel en sus respectivos campeonatos y supieron aprovechar el impulso que tuvo el deporte rey dentro de sus fronteras, a la conclusión del torneo. No ocurrió así con la selección española, que protagonizó el que, hasta ahora, es el mayor fiasco de un país organizador en la historia de la Copa del Mundo.

Los equipos anfitriones han disputado ya 96 partidos en sus citas mundialistas, con el saldo de 64 victorias (66,67%), 14 empates (14,58%), 18 derrotas (18,75%), 182 goles a favor (1,90 por partido) y 81 goles en contra (0,84 por partido).

Sólo cinco de ellos perdieron más de un partido (Suiza, Chile, España, Estados Unidos y Corea del Sur), mientras que cinco acabaron la competición invictos (Uruguay, Italia, en dos ocasiones, Inglaterra y Francia).

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