Brasil destripa a Parreira y a su equipo de estrellas

Los vencedores lo celebran mientras quienes pierden buscan explicaciones. Esta frase es válida excepto cuando Brasil es uno de los rivales y la derrota se produce en una Copa del Mundo de fútbol. Carlos Alberto Parreira hizo un llamamiento para mitigar la amarga resaca de la eliminación ante Francia, pero el exigente pueblo brasileño ha olvidado las actitudes compasivas.

Escribe David Espinar en ABC que el técnico dijo ayer que había que enterrar al muerto con dignidad.

Admirable invocación, pero sus palabras no han sido consideradas y la opinión pública ha comenzado a hacer recuento.

Se han reportado desmayos en el estadio de Fráncfort y en las diferentes congregaciones de aficionados «canarinhos» tras el encuentro, los ex jugadores que ejercen de comentaristas han comenzado a calificar de circo, desastre, burócrata o acomodado al combinado de Parreira, al que se le han empezado a buscar sustitutos y la bolsa en la que se guardan las culpas se ha abierto al viento.

De Parreira, sencillamente, se ha dicho de todo. Desde que no ha sabido reaccionar a los contratiempos durante los partidos hasta que ha elaborado unas alineaciones presionado por los veteranos de la selección.

También se ha dudado de la conveniencia de su actitud defensiva y ayer se le preguntó sobre el hecho de que las selecciones que juegan bien (Francia) ganan y las que juegan mal (Brasil) pierden. El hombre encajó impasible las flechas dialécticas que se le enviaron, consciente de que muy pocos creyeron en él.

«¿Dónde está el mejor jugador del mundo?», preguntaba ayer una publicación de Sao Paulo. Se refería a Ronaldinho, de quien se destacaba que fue quien más perdió con la eliminación porque, al final, ésta era su Copa. De madrugada, se vio a su hermano en un hotel de Fráncfort brindando por algún motivo con una tropa de amigos. El periodismo no aceptó tal pasatiempo y el futbolista del Barcelona ha vuelto a escuchar que no es jugador de selección.

Mal momento escogió Roberto Carlos para arreglarse la media. Lo hizo justo antes del lanzamiento de falta de Zidane, que acabó en gol. Como sucedió en Francia, un detallito le ha valido ser la diana de innumerables ataques. ¿Y Ronaldo? De poco le ha valido ser el goleador de Brasil.

Se le ha desacreditado porque, en cuatro Mundiales, ha sido incapaz de marcar en los cuartos de final, pese a ser el máximo goleador de la historia de las Copas del Mundo. La lista de agravios sigue con el resto de futbolistas y lo peor para los brasileños es que sólo faltan cuatro años para el próximo Mundial.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído