Carlos Moyà protagonizó una nueva decepción en esta temporada y se marchó eliminado de forma precipitada del abierto de Gstaad, después de caer contra el checo Jiri Novak (6-3 y 6-2) en una jornada en la que Fernando Vicente fue superado por el belga Christophe Rochus (6-1, 4-6 y 6-2).
El español se mostró incapaz de escapar del mal momento que acompaña a su juego en los últimos meses. El retorno a la tierra batida no ha mejorado el ánimo del que fuera número uno del mundo en 1999. Instalado en el puesto 44 del ránking, su paso por los torneos recientes carece de significación.
Después de ganar en Buenos Aires y llegar a la final en Chennai, su hoja de servicios en el presente curso está plagada de sinsabores. La semifinal en Estoril fue una leve excepción. Pero su precipitada marcha de los torneos ha sido norma habitual en los compromisos recientes.
En Gstaad, donde partió como quinto favorito, se marchó a las primeras de cambio frente a un rival casi apartado de la competición. Su situación en el ránking está perdida más allá de los 130 del mundo y carece de hecho significativo esta temporada. Su paso por Gstaad es gracias a una invitación de la organización. Además, la tierra no es su superficie preferida.
En Australia, Montecarlo, Conde de Godó, Roma y Hamburgo fue incapaz de superar el primer corte. En Sydney, Acapulco e Indian Wells solo ganó un partido. En Roland Garros, el grande que se apuntó en 1999, no logró entrar en la segunda semana. No mejoró en Gstaad estancado a la primera igual que el valenciano Fernando Vicente, que perdió contra el belga Chrsitopher Rochus.
El español, que efectuó una notable recuperación tras perder el primer set e igualó el partido, sucumbió en el tercer parcial. Moyá y Vicente fueron las bajas españolas en el torneo de Gstaad, que queda en manos de Fernando Verdasco, tercer favorito y que se medirá a Daniele Bracciali y Feliciano López, sexto, que se enfrentará a Rubén Ramírez Hidalgo, los tres únicos en liza.
