(Agencias).- Los fichajes del central italiano Fabio Cannavaro y el mediocentro brasileño Emerson, desviaron las miradas en los entrenamientos del Real Madrid a los jugadores directamente afectados: Paco Pavón, Alvaro Mejía, Pablo García y Thomas Gravesen.
El cuarto día en la concentración en Irdning fue más intenso en los móviles de los afectados que en los fuertes entrenamientos a los que Fabio Capello somete a sus futbolistas. Cannavaro y Emerson ya son madridistas y en el actual Real Madrid antes de dejar entrar, hay que dejar salir. La saturación de centrales lanza al mercado a varios jugadores que reciben el interés de equipos a cada hora que pasa.
Hasta ocho centrales acumula Capello con la llegada de Cannavaro. Sergio Ramos, Helguera, Mejía, Woodgate, Pavón, Arbeloa y Rubén dan forma a una larga lista que el técnico italiano debe romper por la mitad con urgencia. Con la sorpresa generalizada ante la milagrosa recuperación de Woodgate, primero en las pruebas físicas, las ofertas se acumulan para Mejía y Pavón, que esperan movimientos del club y la decisión de su entrenador.
Arbeloa maneja una importante oferta del Deportivo de la Coruña. Por Mejía han comenzado a pujar con mucha fuerza Celta y Zaragoza, y el Villarreal espera a Pavón sin llegar a pagar su actual ficha del Real Madrid ni intención de pagar cantidades en el traspaso.
Pedja Mijatovic acumula al trabajo que está realizando para fichar, las presiones que va a recibir para ir dejando salir a futbolistas que tienen el deseo de jugar y no aceptarían pasar un año en el banquillo a la sombra de la experiencia de Cannavaro y la potencia del indiscutible Sergio Ramos.
La extraña actitud de Gravesen en la pretemporada madridista comienza a tener justificación. El danés esperaba marcharse con la carta de libertad al Galatasaray y no ve con buenos ojos los tres millones de euros que el Real Madrid ha solicitado por él. Tuvo una llamada que le iluminó su enfadado rostro desde que Capello le dejó claro que quien manda es él y que si sigue comportándose mal ya conoce el camino de las duchas.
Desde Inglaterra, Michael Owen le ha trasladado el interés del Newcastle por su actual situación. La puerta de regreso a la Liga inglesa se abre para Gravesen que, como Pablo García, desea encontrar una solución. La actitud del uruguayo es radicalmente opuesta a la del danés. Se machaca al máximo en cada entrenamiento. Brilla entre el sufrimiento generalizado y espera un guiño de Capello, consciente del gusto del técnico italiano por el doble pivote defensivo. Ofertas no le faltan, pero su apuesta es en blanco.
