Ambos se la juegan en Brasil. Y todos desean salir victoriosos. Uno por impregnar de nuevo su insignia en la historia del mundo automovilístico, y otro por firmar su última crónica. ¿Quién será el nuevo campeón del mundo de Fórmula-1?¿Revalidará el título el español? ¿Volverá a la cumbre el alemán? Un choque de trenes a alta velocidad, y un sólo ganador.
Ahora que España entera se ha sacado la cátedra de automovilismo, nadie quiere dejar de pestañear y pederse la última prueba. Los perfiles de ambos son muy distantes. Incluso alguien se atrevería de decir que equidistantes y representan el uno al otro una radical antítesis. La personalidad de ambos la recuerda Félix Cerezo en la revista Época:
“Lo dicen los números. Los del alemán, que colgará el casco en 2007, son casi imposibles de igualar. Salvo el número de participaciones en grandes premios, que conserva el brasileño Ricardo Patrese con 252, suyos son todos los récords absolutos. El propio Alonso reconocía la dificultad de igualar los registros de Schumacher. Entre otras razones, porque no espera “ser tan longevo” como aquél, cuya trayectoria comenzó en 1991, cuando en la escudería Jordan tuvieron que buscar con urgencia a un piloto que reemplazara a Bertrand Gachot, arrestado por agredir a un taxista. Lo del español parece más una carrera al sprint desde que en 2003 se convirtiera en piloto oficial de Renault”
Estos grandes pilotos acumulan récords y desbordan un gran talento, aunque es lo único que comparten. Sus personalidades son muy diferentes, dispersas y distantes, la una de la otra. En pocas cosas están de acuerdo. Aunque estas premisas no se cumplen a raja tabla, sus duras peleas en la pista, que ya no se repetirán, pues el alemán anunció su retirada del mundo del motor, ha devuelto la emoción a un espectáculo llamado Fórmula-1.
“Las sucias maniobras del Schumacher de la era pre Ferrari. Como la oportuna y sospechosa colisión con Damon Hill en el último Gran Premio de 1994 que le dio al alemán su primera corona. Una estrategia que repetiría en 1997 con Jacques Villeneuve, aunque aquí le costó una descalificación, perder todos los puntos del campeonato e incluso que le abriesen en Colonia (Alemania) un proceso por supuesta tentativa de homicidio, que no prosperó. Sin llegar a esos extremos, el Schumacher más taimado y tramposo reapareció fugazmente este año en Mónaco, cuando falló como un principiante en las tandas de clasificación y terminó siendo castigado”.