Un preocupado Alonso espera que Brasil se convierta en su talismán

Un preocupado Alonso espera que Brasil se convierta en su talismán

Fernando Alonso sabe que queda todavía mucho camino por recorrer hasta llegar a Brasil en el mejor estado. Necesita conseguir el máximo rendimiento sobre su Renault y, por si fuera poco, encima mantener la cautela y seguridad para que el coche no adopte riesgos innesarios. Por si fuera poco, regresa al mismo circuito en el que se proclamó campeón, una circustancia que confía que aquellas curvas se conviertan en su talismán.

Aunque muchos ya dan como vencedor al asturiano, en realidad no hay nada decidido, y a falta de una carrera para la consecución del Campeonato del Mundo de Fórmula-1, los dos máximos aspirantes al título se echan los trastos a la cabeza. De hecho, ya han comenzado a calentar los motores, al menos fuera de la pista. Tanto es así que el español, que no se cree que Schumacher dé el título de pilotos por perdido, como ha repetido en varias ocasiones el ‘Kaiser’, le ha ‘regalado’ sus primeras perlas dialécticas y se ha acusado de «victimismo».

El piloto asturiano ha restado importancia a las últimas declaraciones de su máximo rival, quien aseguró que el campeonato de pilotos había terminado para él.

«No creo que esté terminado. Hasta el último momento no se sabrá quién será el campeón. Todavía pueden pasar cosas. Nada está decidido».

Alonso tendrá un momento crítico en Brasil: la salida. Es el instante de máximo riesgo de colisión en F-1. Y quizás en Renault apuesten por ello por una táctica ‘arriesgada’ en calificación, en busca de la pole o al menos de la primera fila, para huir de problemas.
Sobre los preparativos con vistas a este última cita de la temporada, Fernando Alonso ha instido en que la suspensión del coche y el motor eran los aspectos básicos sobre los que tendría que trabajar más junto a sus ingenieros. El Gran Premio de Brasil supondrá, además, la despedida de Alonso como piloto de Renault, y eso entraña un mayor espectáculo, pues el año que viene se subirá a un coche con mayores y mejores prestaciones, y más después de meterse en la boca de un lobo llamada Briattore.

«También es la última carrera para Michelin, y tanto Renault como Michelin ha hecho mucho por mí. Pienso que es imposible devolverles todo que ellos me han dado desde 2001. Por eso quiero intentar hacer una carrera fantástica; ganar el título y así poder terminar nuestra relación con una celebración».

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