(PD).-Los deportistas y los que se dedican al mundo del espectáculo son muy aficionados a implorar sus deseos a los dioses o, por el contrario, encomendarse a un amuleto de la suerte. Y los hay de diversos tipos. El caso es que con toda la sofisticación que reside en la Fórmula-1, el piloto de Ferrari, Felipe Massa tiene también el suyo propio: no cambiarse de calzoncillos.
Es sobradamente conocido que los pilotos tienen pequeñas manías que, entienden, les dan suerte en las carreras. Pero la de Massa ya roza lo extraño.
«Si el fin de semana de carrera comienza bien, uso el sábado los mismos calzoncillos del viernes. Si resulta bueno el día, repito el domingo. Fue lo que ocurrió en Brasil».
Pero parece que le trajo suerte porque Massa ganó la pasada temporada dos grandes premios, el último ante su público, en Interlagos, y el próximo año será el compañero de Kimi Räikkönen en el equipo Ferrari. Felipe ya ha dejado claro que luchará de tú a tú con el finlandés, sustituto de Michael Schumacher, para hacerse con el puesto de ‘número uno’ del equipo italiano.
Pero no es el único. Flavio Briatore se fiaba más de un amuleto chino de la buena suerte. Ni millones de euros, ni decenas de ingenieros, ni mecánicos de prestigio, ni telemetría, informática o cibernética… Flavio llevaba su extraño colgante en el bolsillo, arrugado pero muy presente durante toda la calificación del Gran Premio. Y al final lo lució tanto que le parecía dar las gracias por la primera fila de sus dos pilotos.
La suerte es una parte esencial en este deporte tan brutalmente tecnificado. Es así porque el resto de la Fórmula 1 también lo practica, a su modo, ya que todos los pilotos encuentran su resquicio para los amuletos y las supersticiones tanto en la maleta como en el circuito.
