Schumacher: «Alonso y yo mismo hemos tenido mucha suerte»

Schumacher: "Alonso y yo mismo hemos tenido mucha suerte"

(PD).- Ser Michael Schumacher está de moda. Desde que el ex piloto publicó su autobiografía, muchos han querido acercarse al frío y calculador alemán para romper el hielo de su coraza. Su personalidad, a veces difusa, otras intrigrante, le ha jugado, en alguna que otra ocasión, una mala pasada. Y no es para menos, pues le han llegado a acusar de tener un comportamiento incorrecto. «El tramposo» han llegado a apodarle.

Una expresión con la que no está de acuerdo, como se refleja en una extensa, magnífica y profunda entrevista publicada por A. Stefanidis/G. Selch y D. Wichmann para el diario El País, en la que han tratado de introducirse en el alma del alemán, se demuestra la arrogancia del mayor piloto de todos los tiempos.

Y es que todavía se acuerdan del lamentable hecho en Silverstone cuando corría para la escudería Benetton. Allí ignoró la bandera negra, señal de descalificación. Perdió su segundo puesto y le suspendieron para dos carreras. ‘Schumi’ se defiede, como puede:

«No la ignoré. Es que no la vi. No digo que no cometiera un error, pero la FIA tampoco estuvo impecable. No entendía por qué tenía que ser el chivo expiatorio. (…) Entonces era normal adelantarse de cuando en cuando en la vuelta preparatoria y luego quedarse atrás. Y, si había que penalizar, lo habitual era relegar al piloto al final del pelotón.»

Pero, aunque pueda parecer lo contrario, al piloto todavía le escuece que le recuerden aquel acontecimiento.

«¡Naturalmente! Era una puesta en escena y me había tocado el papel de villano. Competíamos con mucha ventaja y el castigo parecía a propósito. Se desató una oleada de animadversión hacia nosotros. Ahora contemplo el asunto desde una perspectiva más amplia. Puede ser que más adelante le ocurra lo mismo a Alonso.»

El piloto más laureado de la historia anunció su retirada en el mes de septiembre, antes de saber si lograría evitar que Fernando Alonso lograra su segundo título. Sin embargo, ha confesado que las carreras le seguían divirtiendo. Eso sí, del trabajo diario, no quiere ni oír.

«Pero quería dejarlo. Pilotar por pilotar no es lo mío. Hablé con Corinna [su esposa]; Willi Weber, mi mánager, y Jean Todt [director de Ferrari], que me dijo: ‘Piénsalo con calma. Sería un error tomar una decisión precipitada’. Trató de aplazarla. Tenía esperanzas de hacerme cambiar de opinión. Pero, a cada vuelta que daba al circuito, iba diciendo adiós a mi vida como piloto. Me preguntaba a mí mismo: ‘¿Por qué sigues exigiéndote esto? ¿Por qué, si preferirías estar en casa con tu familia?’.»

Pero va aún más allá…

«Pero fue precisamente en los recorridos de prueba en los que me percaté de que estaba en plena cuenta atrás. Me seguían divirtiendo las carreras, pero tenía que obligarme a concentrarme cuando trabajaba en las pruebas. Ya no tenía esa fuerza mental que me impulsaba a batir récords. El esfuerzo para mantenerse en lo más alto es inmenso. Hace falta una motivación absoluta.»

De Fernando Alonso tiene buenas pero incisivas palabras. Le considera un gran piloto pero quizá un tanto «afortunado». Lean atentamente. O, mejor, lean entrelíneas.

«Una temporada no se decide en un instante exacto. ¿Mejor? En definitiva, Alonso se ha ganado el campeonato. En realidad, ya lo habíamos perdido en los comienzos, cuando no fuimos competitivos.»

Pero, ¿el que gana es el mejor?:

«Hay muchos pilotos que tienen talento y no pueden desplegarlo en la práctica. Son los campeones del entrenamiento. Pero en el momento decisivo hacen una tontería o tienen mala suerte. Alonso y yo mismo hemos tenido mucha suerte. Desde niño, coincidí con las personas adecuadas en el momento preciso. Una bendición.»

Alemania confiaba en que volvería a pilotar y a ganar para Mercedes con un flecha plateada. La prensa alemana nunca ha tenido palabras cordiales sobre su compatriota. De hecho, en muchas ocasiones ha sido criticado. Quizá la conocida frase de «Nadie es profeta en su tierra» cobra mucha más relevancia con el ex campeón del mundo. Le han tildado dem metódico y, a veces, ha llegado a sentir que Alemania prefiere a los segundones que a los que triufan constantemente. Por esta razón, su vida ha dado un giro de 180 grados. Más sosegado y personal que de costumbre, Schumacher, persona con sentimientos aunque parezca lo contrario, pensó en abandonar la que hasta hace un mes era su profesión:

«Sí. En 1994, cuando Senna perdió la vida en San Marino.(…) Llevaba ya 20 años compitiendo, pero nunca había tenido malas experiencias. Aquel fin de semana murieron Senna y Roland Ratzenberger. Reflexioné mucho sobre ambas muertes. Me pregunté qué interés podría tener para mí la fórmula 1 tras lo ocurrido. Por eso no asistí al entierro de Senna. Tenía que saber si podía seguir pilotando. Además, no quería hacer público mi duelo. Más tarde fui a visitar su tumba con Corinna.»

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