La diferencia entre los jugadores brillantes y los mediocres es que los primeros siempre son capaces de levantarse cuando las cosas van mal. En esta tesitura se encuentra ahora Santi Ventura, tenista del Club de Tenis T 7 de Alicante.
El discípulo de Felipe Beneroso tocó la gloria cuando ganó el torneo de Casablanca. Ahí se dio cuenta de que tenía un hueco entre los mejores. Lo logró. Pero luego, sin una explicación lógica empezó a decaer.
La suerte en contra, una mala jugada del destino, desgracias… Cualquier alternativa de las anteriores puede ser la causante del descenso de Ventura. En cuestión de meses pasó de ocupar el puesto 71 de la ATP a descolgarse al 423. Varapalo fuerte.
La única solución que le queda para solventar la depresión de resultados es empezar de cero. Y es ahí cuando se distinguen los buenos jugadores de los malos. Los que van a triunfar o los que están condenados al fracaso.
Cualquier otro hubiese puesto el intermitente para apartarse a la calzada y dejar paso. Santi no es de esos. Es un ganador nato…
“¿Qué hago la semana que viene? ¡Volver con más fuerzas que nunca!”. Ésta es la respuesta que da el castellonense del T 7 cuando se le cuestiona sobre el calendario de temporada que tiene.
A Ventura le toca quitarse los galones y volver a esas pistas llenas de deseos y de disgustos. Canchas donde los sueños corren tan rápido como la desesperación de esos jóvenes talentos que quieren ser profesionales, pero nunca les llega la oportunidad.
Se trata de volver a la lucha del pasado. A los buenos recuerdos de las victorias y a olvidar la angustia de los tropiezos. Indefinitiva, es cuestión de volverse a poner el mono de trabajo para verse pronto otra vez entre los grandes. Porque realmente, ése es el sitio de Santi Ventura.
Así que en el Future de Mallorca, en Calvia, empieza la reconquista. Si todo va bien, Santi cambiará pronto su nombre. Por el de Reconquistador, claro está.
