Burlan la seguridad y caen al mar… con coche y todo

(PD/Agencias).- Eran sólo delincuentes comunes, pero muchos de los testigos e incluso agentes que presenciaron lo ocurrido se hacen la misma pregunta: “¿Y si hubieran sido terroristas?”.

El español Alfonso F. B., de 36 años, y el rumano Claudius D. R., de 29, se bastaron, al volante de un Seat Ibiza robado, para burlar la seguridad de la Copa América, colarse en el recinto y llegar hasta el corazón mismo del evento: el mar, donde cayeron con el coche hasta que fueron rescatados.

El gran susto se produjo a las 23.40 horas y comenzó en un control policial situado entre las calles Eugenia Viñes y Doctor Marco Sopena, al lado del puerto. Los agentes sospecharon de un Seat Ibiza de color negro en el que iban dos ocupantes, Alfonso y Claudius, y procedieron a darles el alto. Pero nada. Caso omiso y acelerador a fondo.

Apenas hubo tiempo para iniciar la persecución. El alocado conductor del vehículo intentó atropellar a los agentes, que tuvieron que esquivarlo para no ser arrollados. A una elevada velocidad, el Seat puso rumbo al aparcamiento del edificio Veles e Vents. Las barreras que impiden el acceso a esta zona no sirvieron de nada. Simplemente se doblaron y el coche, con unos ocupantes y una carga que en ese momento eran un completo misterio, ya estaban en el corazón mismo del evento.

“Podía haber sido una tragedia”
“En ese instante, miles de personas salíamos por todos lados de ver el concierto de Il Divo y aquello estaba repleto. Además, los autobuses de la organización pasaban a destiempo por la zona del acto y muchos decidimos no esperar y salir caminando. Podría haber pasado una verdadera desgracia. Una tragedia. Un coche descontrolado arrollando a la multitud…”, aseguró David M., asistente al concierto.

De hecho, varias personas que transitaban por el paseo no tuvieron más remedio que apartarse bruscamente de la trayectoria del Seat para evitar ser arrolladas. El miedo se adueñó de la zona, mientras las emisoras policiales echaban humo.

Todo fue demasiado rápido. En pocos segundos el coche recorrió toda la zona peatonal de manera temeraria, se estrelló contra un escalón y se fue directo al agua. Sin más. Una vez en el agua, el Seat comenzó a hundirse y aquello se convirtió en un hervidero de policías pendientes de quién o qué había dentro.

A los pocos segundos, los dos ocupantes del vehículo salieron a flote. Uno de ellos, el rumano, tenía dificultades para nadar y un testigo se lanzó al agua para rescatarlo. El otro delincuente, el español, persistió en su intento por darse a la fuga y comenzó a nadar en dirección contraria al punto en el que estaba la policía, hacia unos yates amarrados.

Los policías siguieron su desesperado avance y accedieron a la embarcación. El delincuente estaba ya exhausto de tanta aventura y fue necesario echarle un salvavidas. Para colmo de males un policía se lesionó en un dedo al izar al detenido.

Intervención de submarinistas
Como nadie sabía qué había dentro del coche o si había más ocupantes atrapados dentro hizo aparición en escena la Guardia Civil, con su Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS). Los submarinistas comprobaron que no había más vida humana dentro del Seat aunque no lograron acceder al maletero.

Lo que sí se pudo ver fueron los datos del vehículo. La policía comprobó que había sido sustraído y que la denuncia de robo se interpuso el pasado 11 de abril. Al parecer tenía las placas de matrícula cambiadas y los delincuentes le habían colocado otras de otro Seat Ibiza.

Los dos detenidos están acusados de un delito de desobediencia y atentado a agente de la autoridad, además de otro de falsificación de matrícula. Ambos fueron trasladados a la Jefatura Superior de Policía, donde se comprobó que se traba de delincuentes comunes que, al parecer, eludieron el control policial porque circulaban con un coche robado.

Durante la madrugada, una grúa procedió a retirar el vehículo sumergido en el fondo del mar. Una vez extraído fue inspeccionado por los agentes, que comprobaron que no había nada peligroso en su interior. No obstante, el incidente evidencia que cualquier vehículo puede saltarse toda la seguridad y llegar al corazón mismo de la Copa América con sólo apretar el acelerador a fondo, como ocurrió ayer.

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