El Desafío abre una nueva página en su historia al ganar a Emirates

(RD).- El Desafío Español logró un histórico triunfo ante el Emirates Team New Zealand en la tercera jornada de las semifinales de la Copa Louis Vuitton y acabó con la condición de invicto de los neozelandeses en sus nueve regatas anteriores, mientras el Luna Rossa ganó al BMW-Oracle y se adelanta 2-1 en su eliminatoria.

El equipo español clavó la salida, donde logró una penalización para su rival y, tras liderar el paso por cada boya, cruzó la meta 1:14 por delante del Emirates, que llevaba trece regatas seguidas con victoria y que ha visto como los españoles recortan en la eliminatoria y se colocan 2-1.

En la lucha de la pre-salida, el equipo español que patronea el polaco Karol Jablonski presionó al patrón neozelandés, Dean Barker, y logró una penalización tras una maniobra incorrecta de su rival que les obligó a cambiar su rumbo. Por fin, el barco español lograba la ventaja en la pre-salida, su asignatura pendiente.

La salida fue igualada, con el Desafío Español en busca del lado derecho del campo de regatas y el Emirates Team New Zealand por el izquierdo. Enseguida los neozelandeses tomaron unos metros de ventaja al barco español, que, sin embargo, pudo neutralizar la ventaja y por primera vez en estas las semifinales, ponerse por delante.

Con velocidades similares, el ESP-97 y el NZL-92 navegaban paralelos al layline derecho (marca límite del campo de regatas), con los españoles unos cincuenta metros por delante con rumbo hacia la primera baliza, en la que el Desafío montó 14 segundos por delante.

Era la tercera vez en sus diez enfrentamientos frente a los ‘kiwis’, en la que el barco español era capaz de pasar la baliza de barlovento por delante de los neozelandeses, a los que de momento nunca había ganado.

El ESP-97 comenzó el tramo de empopada (a favor viento) con más nudos de velocidad que el barco neozelandés, lo que le permitió aumentar algo su ventaja aunque el Emirates seguía al acecho y buscaba la forma de recortar distancias, algo que no consiguió.

La llegada a la baliza de sotavento fue buena para los españoles que, aunque sólo lo hicieron con ocho segundos de ventaja, su maniobra obligó al barco neozelandés a virar nada más pasar la boya, lo que les permitió mantener su liderato en la prueba.

El barco español buscó la derecha y acertó porque amplió poco a poco su ventaja y durante esta segunda ceñida, se colocó casi doscientos metros por delante y conscientes de que los neozelandeses todavía tenían que penalizarse (hacer un giro de 270 grados sobre sí mismo).

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