Ray Leonard y Teófilo Stevenson dieron lustre


(PD/Agencias).- La presencia de dos leyendas del boxeo, el estadounidense Ray «Sugar» Leonard y el cubano Teófilo Stevenson, dio lustre a los VII Juegos Panamericanos, México’75, en los que Estados Unidos acaparó una vez más el mayor número de medallas (248) y de títulos (117).

Cuba -con Alberto Juantorena y Silvio Leonard como máximas figuras- consiguió asentarse, con 133 (57 de oro), en el segundo puesto del medallero, un lugar al que se había aupado en Cali’71 y que sólo abandonó en La Habana’91 para desplazar, por fin, al «rey norteamericano».

Los anfitriones, que se comprometieron a organizar la VII edición de los Panamericanos con sólo diez meses de anticipación, tras desistir Santiago de Chile, primero, y Sao Paulo (Brasil), después, cumplieron a la perfección su papel y ocuparon la cuarta plaza final, con 60 medallas y 9 títulos. Canadá fue tercera.

Los oros mexicanos estuvieron muy repartidos. Entre ellos destacaron los dos que se llevó el atletismo, con Luis Hernández en 10.000 metros y, especialmente, el de Daniel Bautista, en 20 kilómetros marcha, que repetiría el título cuatro años después. Con él comenzó el dominio de México en las pruebas de caminata, que sólo perdió en 1991.

Brasil se situó inmediatamente después (44 medallas y 8 oros), con Joao Oliveira, campeón en triple salto y en longitud -triunfos que repetiría en los siguientes Juegos-, como máxima figura.

El sexto puesto, algo más alejado ya en cuanto al número de metales (15), fue para Argentina. Sus tres oros los consiguieron Omar Vergara (espada individual), Ricardo Ibarra (un par de remos cortos) y el equipo masculino de hockey hierba, que sumó su tercer título consecutivo.

El atleta Domingo Tibaduiza y el ciclista Balbino Jaramillo, medallistas de oro en los 5.000 metros y en los 4.000 metros persecución individual, respectivamente, fueron los colombianos más laureados. Su país sumó además cuatro platas y cuatro bronces.

Especialmente meritorio fue el solitario oro de Ecuador, ya que Jorge Delgado (200 metros libre) fue el único capaz de «robar» un título, en natación masculina, a la «máquina estadounidense», y además se llevó el bronce en los 200 mariposa.

La plata del púgil Víctor Vinueza, en los 51 kg, completó la lista de medallas del país. También fue una hazaña la actuación de la atleta Edith Noeding, que se impuso en los 100 metros vallas y sumó así una de las cuatro medallas de oro de Perú en la historia de los Juegos. Además, el equipo de voleibol femenino, que llegaría a ser subcampeón olímpico en Seúl’88, obtuvo el segundo puesto.

Puerto Rico consiguió tres medallas de plata (el equipo de baloncesto masculino, los tenistas Freddy de Jesús y María Anexy -dobles mixtos- y el levantador Porfirio de León -arranque 52 kg-), a las que sumó siete de bronce.

El panameño Narciso Orán (envión y total en 52 kg) logró los dos únicos segundos puestos de su país, que además conquistó cuatro bronces (tres de Pablo Justiniani en arranque, envión y total en 82,5 kg y Segundo Olmeda en lucha grecorromana, categoría 74 kg).

Venezuela, que se llevó doce medallas, descendió hasta la decimotercera plaza de la clasificación final porque sólo una de ellas fue de plata, la que consiguió el levantador Ildemar Rodríguez en la modalidad de arranque 60 kg. Sus diez bronces provinieron, en su mayoría, del boxeo.

También el boxeo otorgó, por medio de Leoncio Mercedes (48 kg), la única medalla de plata de la República Dominicana, que conquistó además siete terceros puestos.

Chile y Uruguay sumaron dos bronces cada uno. Mientras que el tenis (Leyla Musalene en individual femenino) y el ciclismo (Héctor Vera en 4.000 metros persecución) se los proporcionaron al primero, el remo (Juan Oberti y Oscar Caeiro en dos remos largos sin timonel) y la vela (Ricardo Mignone y Pedro Garra en clase snipe) fueron los talismanes del segundo.

Los boxeadores Roberto Espinoza (en 51 kg) e Idelfonso A. (75 kg) y el levantador Edgard Tornetz (arranque en 56 kg) lograron las únicas medallas, todas de bronce, de El Salvador, Nicaragua y Guatemala, respectivamente.

«Sugar» Ray Leonard comenzó a forjar su leyenda cuando tenía sólo 19 años y se adjudicó el oro en el peso welter ligero (63.5 kg) en México×75. Ese año marcó el principio de una de las carreras más brillantes del deporte, que incluiría los más importantes títulos aficionados (oro olímpico en Montreal×76) y profesionales (campeón mundial welter, superwelter, medio, supermedio y superpesado), y que se extendería hasta 1991.

En 1975, Teófilo Stevenson logró su primer oro panamericano en el peso completo (más de 81 kg). Tenía 25 años y ya había sido campeón olímpico (Múnich’72) y mundial. Después repetiría títulos en los siguientes Panamericanos (San Juan’79), obtendría dos oros olímpicos más (Montreal’76 y Moscú’80) y nuevos títulos mundiales, que le convirtieron en el mejor púgil aficionado de la historia.

Los VII Juegos Panamericanos también serán recordados por otras razones. Las selecciones de fútbol de México y Brasil compartieron por primera y única vez un oro insólito, porque los problemas de iluminación del estadio impidieron continuar el partido, que finalizó con un 1-1 en el marcador tras la prórroga.

Además, el gimnasta estadounidense Bart Conner, que se llevó el bronce en suelo, llegaría a ser después campeón mundial de la especialidad, aunque la fama se la aportó su esposa, de la que está actualmente separado, la rumana Nadia Comaneci, el nombre más importante de la historia de la gimnasia.

En este deporte, la también norteamericana Ann Carr se llevó cinco de los seis oros posibles y seis gimnastas de esa nacionalidad coparon los seis primeros puestos de la clasificación individual.

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