«¡Muy gracioso, chicos!»

"¡Muy gracioso, chicos!"


(PD/Agencias).- Hamilton se burló de su equipo por la radio pero no llegó a insultar a Dennis. Alonso reclamó a gritos a su jefe que obligase al inglés a dejarle pasar, como habían acordado.

Como revelan Emilio Pérez de Rozas y Miguel Martínez en El Periódico, quienes oyeron la conversación aseguran que jamás habían oído nada tan rotundo y escandaloso.

Todos los miembros del equipo McLaren dotados de auriculares, y son muchos, se quedaron atónitos al escuchar la manera cómo Lewis Hamilton trató a su jefe y padrino Ron Dennis a lo largo de la Q3, la sesión definitiva del sábado en la que los pilotos pelean por la pole.

Contrariamente a lo que se ha publicado, no se pronunció insulto alguno. Ni Hamilton ni Dennis dijeron eso de «…no vuelvas a hacerme esto en tu puta vida».

Eso hubiese sido barriobajero. Ni Hamilton ni Dennis, a juzgar por los miembros que lo escucharon, precisaron de insulto o palabrota alguna para ser despreciativos y ofensivos. Mientras padre e hijo discutían a gritos, Fernando Alonso se limitaba, también elevando su voz, a exigir que su jefe obligase a Hamilton a cumplir con la orden pactada: que le dejase pasar para poder beneficiarse de la última vuelta.

El acuerdo fue el mismo aceptado, 15 días antes, por Alonso en Nurburgring y consistía en beneficiarse de una vuelta más de desgaste de gasolina con la que poder afrontar la calificación con garantías de éxito y el inicio del gran premio al día siguiente. «¿Por qué no me deja pasar? ¿por qué no me deja pasar?», le gritaba indignado Alonso a Dennis a lo largo de los primeros minutos de la Q3.

Luego ocurrió lo que ocurrió. Alonso entró en el box para equipar su McLaren con el último juego de neumáticos de calificación y Dennis le retuvo algunos segundos más de lo debido, esperando el momento adecuado para devolverlo a la pista, sin tráfico, en su último intento de vuelta rápida. Poco le importó al jefe que Hamilton estuviese pegado al colín del asturiano haciendo cola en el mismo taller.

El agrio diálogo
Alonso regresó a tiempo para conseguir el mejor crono de la tanda definitiva –luego lo sancionarían y perdería incomprensiblemente la pole, arrancando desde la sexta posición del GP–, mientras Hamilton, ya sin tiempo, debía desperdiciar, a ritmo lento y pausado, su último juego de neumáticos sin posibilidad de pelear por el liderato de la parrilla.

Mientras el bicampeón celebraba su momentánea y perecedera victoria, Hamilton, de regreso a su box, se burló de Dennis y de todo su equipo al grito de «¡muy gracioso, chicos, muy gracioso!» El desprecio del joven piloto británico, oído con estupefacción por todos los miembros de su equipo, tuvo una réplica inmediata por parte de Dennis:

«Si hubieses cumplido lo pactado, si hubieras dejado pasar a Fernando, no te habría ocurrido eso».

Y fue entonces cuando Hamilton pronunció una de las frases más despreciativas que jefe alguno puede oír, ya no digamos si, encima, es tu padrino. «La próxima vez que me hagas algo así, estarás acabado para mí», le dijo Hamilton a Dennis. Ese we are finished, una expresión muy inglesa para dar por concluida una relación (hemos roto), fue lo que más daño le hizo a Dennis, según varios de los presentes.

La contundencia de la frase, del desprecio, por parte de Hamilton a Dennis, fue de tal calibre que el piloto no tardó ni 24 horas en pedirle perdón, cosa que hizo nada más llegar, el mismo domingo por la mañana, al trazado de Hungaroring. Con tal habilidad –y cinismo, según los presentes– que su reconocimiento de culpa coincidió con el ultimátum lanzado, minutos antes en el mismo fastuoso motorhome de McLaren, por Alonso, que decidió amenazar a Dennis con su salida del equipo si el responsable del mismo no ponía freno a los caprichos y desplantes de su protegido.

La FIA, contra Alonso
Contrariamente a lo que espera el entorno de Alonso, que vería con buenos ojos que Dennis tuviese un gesto con el bicampeón español al llegar dentro de tres semanas a Turquía, da la sensación de que, pese al desplante provocado por su niño mimado, el patrón de McLaren seguirá protegiendo a Hamilton en detrimento del asturiano.

Con este incluso se atreve la FIA que, en lugar de sancionar al inglés, que fue quien se saltó las normas (las de McLaren, no las de la federación), castigó a Alonso, restándole cinco puestos en la parrilla.

Y es que hay quien cree que Max Mosley, el presidente británico de la FIA, aún no ha olvidado las palabras pronunciadas, en septiembre del pasado año, por Alonso tras ser sancionado, también injustamente, en Monza: «Soy un deportista y un luchador pero, desde ahora, dejo de creer que la F-1 sea un deporte».

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído