Sin Mourinho no es lo mismo


(PD/Agencias).- El Chelsea de la era pos-Mourinho comenzó con mal pie ante un rival que se antojaba demasiado exigente como para volver a la tranquilidad después de la semana traumática que se ha vivido en Stamford Bridge.

El Manchester United, el equipo de un Alex Ferguson que declaró que el fútbol «perdía un genio» sin el técnico portugués en los banquillos, no tuvo piedad de su rival. Un equipo que se ha convertido, de la noche a la mañana, en un grupo despersonalizado y que ayer sumó su segunda derrota en la Liga.

Dirigidos por el israelí Avram Grant, un entrenador semidesconocido, al conjunto londinense todo se le vino en contra. La expulsión de su jugador nigeriano Obi Mikel con roja directa, por una dura entrada sobre el francés Evra, abrió el camino hacia la victoria para los de Manchester.

Justo antes del descanso Ryan Giggs metió un gran centro que el argentino Tévez remató en plancha, su primer gol con la camiseta del United. Suficiente renta para que, ya en el minuto 90, el francés Sahá finiquitara el choque con la transformación de un penalti. Demasiado castigo como para que Abramovich se quede sentado sin hacer nada.

El magnate ruso ya ha reconocido que se va a hacer con el dominio del equipo londinense, no sólo desde los despachos, sino también extendiendo su control al banquillo. La prensa inglesa señala que Grant, un entrenador interino y de plena confianza para el multimillonario ruso, es el ideal para que Abramovich pueda meter mano sin tapujos en las alineaciones, los sistemas y la táctica a seguir en cada partido. Algo impensable con Mourinho como técnico. Incluso se asegura que Abramovich ya habría comunicado su decisión a los capitanes del equipo, los pesos pesados de un banquillo que desde el pasado miércoles, tras el partido ante el Rosenborg en la Liga de Campeones, parece desmembrado.

El choque ante los noruegos fue la puntilla a Mourinho. Tras un pobre empate, Abramovich decidió bajar al vestaurio y se desataron los acontecimientos. Llovieron las críticas y los reproches, tanto desde el lado de los detractores del técnico portugués como desde el de sus más férreos defensores. En una esquina: Abramovich, John Terry -el gran capitán-, y el protegido del magnate ruso, Andrei Shevchenko. En la otra: Mourinho, Lampard, Drogba, Malouda y Ashley Cole, jugadores que de la mano del portugués han cosechado sus mayores éxitos.

Terry se quejó a Abramovich, con Shevchenko haciendo de traductor, de que Mourinho no le hizo caso cuando le dijo que debían jugar frente a los noruegos con pases más largos y directos. Y le manifestó su malestar por tener que jugar ese partido infiltrado. Algunos de sus compañeros no le perdonaron ese gesto insolidario con Mourinho y el pasado viernes le acusaron de querer enfrentar al vestuario.

Unos lloran más que otros la marcha del «genio» portugués. Mourinho, por su parte, está convencido de que volverá, triunfal, al Chelsea. En una entrevista a News of the World asegura: «Volveré a Londres si Abramovich se va. Cuando en un club, desde el cocinero hasta el vigilante de seguridad te llaman ‘jefe’, significa mucho».

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