El duelo de los invictos fue para Mayweather

(PD).- El púgil estadounidense «Pretty Boy» Floyd Mayweather Jr., ahora más que nunca se considera el mejor, intocable, un ganador, bendecido con regalos de Dios.

Uno de estos regalos es el de darle grandes cualidades para ser boxeador, con las que a los 30 años le han permitido, después de 39 peleas, ser campeón mundial, invicto y multimillonario.

El último capítulo en la marcha triunfal de Mayweather, al que ya consideran como el mejor púgil del momento, lo protagonizó en el cuadrilátero del MGM Grand Garden Arena de Las Vegas.

Ante 16.700 espectadores que llenaron en el recinto y entre los que se encontraba la flor y nata del mundo del deporte y de la farándula, entre los que destacaban el futbolista inglés David Beckham, el golfista Tiger Woods y el matrimonio de actores Angelina Jolie y Brad Pitt.

Su rival, el también invicto y héroe inglés, Ricky Hatton, que intentó hacer historia siendo el primero que pudiese con el «irreverente» Mayweather, un objetivo que iba a resultar «misión imposible».

Antes que concluyese el décimo asalto de la pelea pactada a 12, Hatton se convirtió en la «víctima» número 25 que sucumbía por nocáut ante los efectos demoledores de los puños de Mayweather, que revalidaba el título de campeón del peso welter, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

Mayweather, que ha ganado cinco campeonatos mundiales del CMB (súper pluma, ligero, súper ligero, welter y súper welter), el único en la historia, elevó su marca a 39 victorias, con 25 nocáuts.

Mientras que Hatton, de 29 años, ex campeón súper ligero y welter e ídolo de los británicos, sufrió su primera derrota en 44 peleas, con 31 triunfos antes del límite.

Mayweather Jr., claro favorito al triunfo en el mundo de las apuestas y de los expertos, menos de los ingleses que se gastaron 20 millones de dólares para ir a favor de su compatriota, esta vez demostró que no sólo puede moverse como nadie sobre el cuadrilátero sino que también tiene una potente pegada con ambas manos.

«Hicimos todo lo que quisimos, peleamos adentro y afuera. Un campeón verdadero se puede adaptar a todo y además quería demostrar a los aficionados que tengo poder en ambos puños,» dijo Mayweather después de la pelea. «No me gustó lo que hice en la anterior».

La mejor demostración la dio a partir del tercer asalto cuando con excelente combinaciones de golpes de izquierda y derecha, su gancho fue demoledor, le abrió la primera herida en la cara a Hatton, que sintió el efecto físico al sangrar y sicológico de saber que enfrente el rival le iba a tratar de igual en la agresividad.

Desde ese momento, Mayweather dominó con la excepción del quinto asalto, que ganó bien Hatton, y el final llego en el décimo episodio, cuando un devastador gancho de izquierda impactó al púgil inglés que lo dejó tendido de espalda en la lona.

Hatton venció la cuenta de 10 que le hizo el árbitro Joe Cortez, pero ya no tenía piernas, y Mayweather soltó todo su arsenal de golpes y conecto otro destructor gancho de izquierda, seguido por otro recto de derecha, a la cabeza, que le hizo desplomar sobre la lona por segunda y definitiva vez.

Antes Cortez ya había intervenido y detuvo el combate, al mismo instante que desde la esquina de Hatton habían tirado también la toalla para evitar mayor castigo a su pupilo.

«Hatton es un peleador muy duro, definitivamente que uno de los competidores más difíciles que he tenido y ahora sé porque lo llaman ‘Hitman’ (el sicario)», comentó Mayweather. «En mis ojos, Ricky Hatton todavía es un campeón».

Sin embargo, Hatton sólo pudo conectar 63 golpes de los 372 que lanzó al cuerpo y cabeza de Mayweather, que le respondió con 129 impactos de 329, incluidos 32 en el octavo asalto.

«Mayweather fue muy bueno en hacerme fallar y mejor, de lo que pensaba, peleando adentro,» dijo Hatton después del combate. «Sin duda que fue el welter más grande con el que he peleado, sentí sus golpes».

Si el éxito deportivo estuvo asegurado con el nocáut espectacular, el económico mucho más después que los espectadores que fueron a ver la pelea dejaron más de 12 millones de dólares en taquilla y según Oscar De La Hoya, el promotor de la pelea, la venta de pago por televisión podría llegar al millón y medio, que pagaron 30 dólares por persona que la compró.

Pero lejos de los 2,5 millones de personas que compraron el pasado 5 de mayo la pelea que protagonizaron Mayweather y De La Hoya, quien podría ser el próximo rival de Hatton, antes de buscar de nuevo la revancha con el campeón invicto.

Mayweather, que recibió una bolsa garantizada de 11 millones de dólares, tendrá también un porcentaje de los ingresos que se den por la venta de televisión, que podría acercarlo a los 20 millones de dólares, más los 30 que ganó contra De La Hoya.

Quizás por esa facilidad de ganar millones, Mayweather ha reivindicado que no le consideren un «bad boy», como es la imagen que tiene para muchos, sino que lo vean como «Money» ó «Money May».

Hatton, aunque recibiese el castigo más duro de su carrera, también se llevó seis millones de dólares, la mejor bolsa que ha tenido como profesional, gracias a que protagonizó la mayor pelea de pesos medios invictos desde que en 1999 se enfrentaron De La Hoya y el puertorriqueño Félix Trinidad.

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