Hillary Clinton destituye a su jefa de campaña

(PD).- La contundente victoria de Barack Obama en las votaciones celebradas el sábado en Nebraska, Luisiana y Washington -una vez que se conocieron ayer los resultados finales-, ha puesto en sus manos, por primera vez desde el caucus de Iowa del pasado 3 de enero, un número de delegados mayor que los de su rival, la senadora Hillary Clinton, que sacrificó ayer a su primera víctima.

Patti Solis, jefa de campaña de la senadora, fue destituida ayer por su jefa, y sustuida por Maggie Williams.

Según los cálculos de la cadena CNN, Obama acumula ya 918 delegados por 885 de la ex primera dama, que lidera todavía la carrera demócrata por la presidencia si sumamos los «superdelegados», que le atribuyen un total de 1.108 votos frente a los 1.049 que se apuntan al senador de Illinois.

Hillary, que todavía cuenta con mayores apoyos en el «establishment» demócrata, suma ya 223 superdelegados, mientras que Obama sólo ha recibido el apoyo de 131 superdelegados (los senadores John Kerry y Ted Kennedy, entre otros).

Y en una carrera tan empatada, los líderes demócratas temen que la llave de la nominación del candidato o candidata en la convención de Denver (Colorado), a finales de agosto, esté en manos de estos 796 «super» electores, una suerte de aristocracia con voto de calidad compuesta por dirigentes y ex altos cargos del partido, libres de votar al candidato que quieran.

La última cvez que esta categoría de delegados jugó un papel relevante fue en las primarias de 1984. Como confirmó un portavoz de la senadora Clinton a «The Washington Post», «en estos momentos, todo el mundo se está partiendo la crisma para intentar lograr el apoyo de los superdelegados que faltan».

Para hacerse a la idea de la importancia de su voto, los analistas recuerdan estos días que los más de 400 superdelegados que aún no se han casado con nadie -una decisión que pueden tomar a última hora en la misma convención- equivalen a los delegados que envía el estado más poblado, California.

Tres estados mañana
Los dirigentes del Partido Demócrata afinan ahora sus cálculos con la esperanza de que las primarias mañana en Maryland, Virginia y el distrito capitalino de Columbia aclaren algo la carrera entre sus dos candidatos en liza.

Los seguidores de Obama cuentan con ganar en estos tres estados, una imparable sucesión de victorias -a la espera de los resultados en el caucus de Maine ayer-, catapultada por el sorprendente 68 por ciento de votos cosechados el sábado en Nebraska y Washington, frente al 32 y 31 por ciento respectivo de Hillary Clinton.

En Luisiana, el senador «sorpresa» se impuso con el 57 por ciento de los votos, gracias al elevado porcentaje de afroamericanos -su auditorio más fiel-, frente al 36 por ciento de Clinton.

«Ganamos en el norte, ganamos en el sur y ganamos en el medio», proclamó eufórico el senador Obama en la madrugada del sábado. Mientras, los seguidores de su rival se aferran a su ventaja en estados como Ohio, Texas y Rhode Island, que celebrarán sus primarias el 4 de marzo, y que cuentan con mayor número de hispanos y de población obrera.

Hasta entonces, su estrategia será la de sacar el mayor partido posible al sistema proporcional con el que los demócratas asignan sus representantes (los republicanos utilizan un método mayoritario, en el que el ganador se lleva todo) y seguir así sumando delegados. Y sobre todo, mantener llenas las arcas: su oficina anunció ayer que han recaudado 6.8 millones de euros desde el «supermartes».

En el bando republicano, Huckabee se resiste a renunciar a la competición, y sigue cuestionando las credenciales de su septuagenario rival, John McCain, ante las bases más conservadoras y religiosas del partido.

Huckabee resiste
El sábado, Huckabee asestó una contundente derrota a McCain en Kansas, donde obtuvo el 60 por ciento de los votos frente al 24 del ex prisionero de guerra.

En Luisiana, obtuvo también una apretada victoria sobre McCain, con el 43 por ciento de los votos, un punto por encima de su adversario, que sólo logró ganar el sábado en Washington, donde obtuvo un apoyo del 26 por ciento, por un 24 por ciento del ex pastor evangélico y un sorprendente 21 por ciento de Ron Paul, el tercero en liza.

«Los dos expusimos nuestro caso, y el nuestro lo compraron bastante bien», afirmó un desafiante Huckabee en la madrugada del sábado.

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