(PD).- España ha ganado al campeón del mundo, pero que no se engañe nadie. El equipo de Luis Aragonés está falto de ideas y sólo la genialidad de David Villa permitió romper un empate pactado. El seleccionador es incapaz de sacar partido de los ‘jugones’ y en el mediocentro se acumula una calidad que acaba desperdiciada.
Frente a Italia, Aragonés comenzó con un 4-5-1 con Senna por detrás de los ‘jugones’ Xavi, Iniesta y Cesc, y con Silva escorado a la banda. En punta, un solitario Torres aguantaba como podía las acometidas de Materazzi.
Después de un gol anulado a Toni, Italia se vino abajo y sólo pudo contener el balón en el centro del campo esperando las salidas de Di Natale. España buscaba los balones bajos a Torres y la calidad de Silva, que despilfarró alguna ocasión, para dominar el partido bajo la organización de Xavi. Puyol, al cuarto de hora, tuvo que ser sustituido por un golpe en el tobillo.
Cesc no acaba de encontrar su sitio en la selección. No cabe duda que tiene una calidad por encima del resto, sin embargo no consigue despegarse de Xavi y explotar juego y su llegada desde atrás. Se escora demasiado a la derecha a falta de espacios y allí se difumina, obligando a Ramos a pluriemplearse de extremo dejando demasiados huecos que fueron muy bien aprovechados por Grosso.
En la segunda parte, Aragonés decidió dejar en el banquillo a Fernando Torres que veía peligrar su rodilla por la brutalidad de Materazzi que no entiende de amistosos ni de fútbol. Italia, por su parte, subió una marcha y ganó en agresividad con la salida de Gattuso, algo que acusó la selección española.
Xabi Alonso, Riera y más tarde Luis García -el del Espanyol- intentaron darle aire a una selección incapaz de encontrar espacios. Tuvo que ser Villa quien aprovechando un mal despeje de Cannavaro, enchufase una volea con la zurda que se clavó en la escuadra de Buffon, perfecto todo el partido.
-FICHA TÉCNICA:
