(PD).- La columna policial que escoltó a la ambulancia que transportó a Britney Spears desde su casa al hospital el pasado mes de enero costó la friolera de 25.000 dólares (15.800 euros). Y cada centavo salió del bolsillo de los sufridos contribuyentes de Los Ángeles.
Ante tal dispendio, un concejal del Ayuntamiento de la ciudad de las estrellas, Dennis Zine, ha propuesto una ordenanza que establezca controles mucho más estrictos sobre los temidos paparazzi con la creación de «un perímetro de seguridad» entre el fotógrafo y la «celebridad».
Explica Yolanda Monge en El País que esa es la idea de los legisladores. Pero el departamento de policía de Los Ángeles (LAPD) se ha llevado las manos a la cabeza y no ha podido menos que exclamar un «Dios mío… ¡Estamos todos locos!».
Empecemos por el argumento de más peso: la norma violaría «derechos básicos constitucionales», como la protección por igual a todos los ciudadanos, declaró a la prensa el jefe del departamento, William Bratton.
Así que resumió Bratton para no aburrir ni entretener más al personal: «La norma es sencillamente inviable». A la opinión del jefe de policía se ha sumado la poderosa Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU), que ha mostrado su radical rechazo a la medida.
De acuerdo, dice el concejal. Pero ¿qué hacer la próxima vez -que la habrá- que Britney Spears tenga que ir al hospital? «¿Nos gastamos otros 25.000 dólares y desplegamos de nuevo los mismos recursos policiales?», se preguntó Zine. No cabe duda de que la propuesta del Consistorio haría las delicias de las Paris Hilton, Lindsay Lohan y Britney Spears del mundo. LAPD insiste en que las medidas que existen en la actualidad en relación con los paparazzi son suficientes si se aplican como es debido. En la actualidad hay entre 300 y 400 fotógrafos que viven de las revistas del corazón. Hace 15 años tan sólo existían 25.
