(PD).- Un día antes su personal informó a la prensa de la visita a Afganistán, pero pidió discreción total hasta que la ministra aterrizara en Herat. Hubo quien no respetó un acuerdo no escrito.
Hay una pacto no escrito entre el Ministerio de Defensa y los medios de comunicación, pero no por ello menos comprometedor: cuando el Rey, el presidente del Gobierno o cualquier alto cargo de su Gobierno viajan a territorio en guerra, la prensa mantiene el secreto hasta que hayan aterrizado en la zona en cuestión para no comprometer su seguridad ni la del resto de la tripulación, incluidos los periodistas que les acompañan.
Ese pacto de silencio ya se incumplió por parte de algunos medios con el último viaje que José Luis Rodríguez Zapatero y el entonces ministro de Defensa, José Antonio Alonso, realizaron a Líbano el pasado 5 de enero. Y, pese a las advertencias del Ministerio de Defensa, de nuevo a vuelto a pasar con Carme Chacón.
El jueves al mediodía, el personal del Ministerio de Defensa se puso en contacto con periódicos, radios y televisiones para informarles de que la nueva ministra iba a realizar un viaje a Afganistán el viernes. El avión del presidente partiría de la madrileña base de Torrejón de Ardoz a última hora de la tarde. El pasaje haría escala en Kuwait para tomar un Hércules -medicalizado, dado el avanzado estado de gestación de Chacón- que les llevaría hasta su destino final.
Silencio hasta el sábado
La consigna fue clara: absoluta discreción hasta que el avión aterrizara en Herat, a primera hora de la mañana del sábado. Allí permanecerían hasta la madrugada. Se trata de la localidad donde se encuentra desplegado el grueso de las tropas españolas en Afganistán, en total compuestas por casi 800 efectivos. Sólo así podrían garantizar la seguridad del vuelo. De otra forma, se plantearían suspenderlo para evitar riesgos.
Pero el viernes por la mañana, Zapatero y Chacón se desayunaron con la noticia, publicada en la portada de un importante medio digital. El enfado en el Ministerio de Defensa fue mayúsculo. Optaron por seguir adelante con la visita prevista, pero el malestar fue tal que su personal volvió a telefonear a los medios de comunicación para pedir encarecidamente que nadie más se hiciera eco del viaje hasta que la comitiva pisara tierra afgana.
Aun así, después de que el periódico electrónico abriera la veda, otros medios colaboraron a su difusión. Parece ser que el hecho de que los periódicos digitales no estén invitados a este tipo de viajes tuvo mucho que ver en la decisión de saltarse el pacto de silencio.
Felizmente, todo salió como estaba previsto y este domingo, pasadas las tres de la madrugada, la ministra y todo su equipo tomaron tierra en Torrejón sin novedad. La visita, de seis horas, precisó 27 de vuelo y se hizo tan cercana a la toma de posesión de Carme Chacón porque su avanzado estado de gestación (siete meses) lo habría impedido más tarde. Un gesto que agradecieron los militares de misión en Afganistán.
