La verdadera China y las Olimpiadas

(PD).- El 13 de julio de 2001, cuando Pekín ganó el derecho de albergar los Juegos Olímpicos de 2008, el gobierno chino prometió al mundo que mejoraría el acta de derechos humanos en China.

En junio de 2004, Pekín anunció su eslogan de los Juegos Olímpicos:”Un Mundo, Un Sueño”. Desde sus inicios en 1896, los Juegos Olímpicos modernos siempre han tenido como misión el fomento de la dignidad humana y la paz mundial.

China y el mundo esperaban que los Juegos Olímpicos trajeran el progreso político al país. ¿Está Pekín cumpliendo lo prometido? ¿Está mejorando China su acta de derechos humanos?

Escriben Teng Biao y Hu Jia en Periodistas-es:

«Cuando ustedes vengan a los Juegos Olímpicos en Pekín, verán rascacielos, amplias calles, estadios modernos y gente entusiasta. Verán algo que es verdad, pero no toda la verdad, igual que cuando se ve la punta de un iceberg. Puede que no sepan que las flores, sonrisas, la armonía y la prosperidad se han conseguido a base de injusticias, lágrimas, encarcelamientos, tortura y sangre.

Les vamos a explicar la verdad sobre China. Creemos que, para cualquiera que desee evitar unas Olimpiadas vergonzosas, conocer la verdad es el primer paso».

Fang Zheng, un excelente atleta que ostenta dos record nacionales de lanzamiento de disco en los Juegos Deportivos Especiales de China, ha sido privado de la oportunidad de participar en los Paralímpicos de 2008, porque se ha convertido en un testimonio vivo de la masacre del 4 de junio de 1989. Esa mañana, en la plaza de Tiananmen, un tanque le aplastó las piernas mientras estaba rescatando a un compañero estudiante.

En abril de 2007, el Ministerio de Seguridad Pública emitió un documento interno que reforzaba secretamente una investigación política que dio como resultado la prohibición de la participación en los Juegos Olímpicos a 43 tipos de personas de 11 categorías diferentes, incluyendo disidentes, defensores de los derechos humanos, trabajadores de los medios de comunicación y participantes religiosos. La policía china nunca dio a conocer este documento al público chino ni a la comunidad internacional.

Inmensas inversiones en proyectos para las Olimpiadas y una ausencia total de transparencia han facilitado una grave corrupción y abundantes sobornos. No se permite a los contribuyentes que supervisen el uso de una inversión superior a 40 billones de dólares americanos. Liu Zhihua, encargado de las construcciones para los Olimpiadas y alcalde suplente de Pekín, fue arrestado por malversación masiva.

Para dejar espacio a las construcciones relacionadas con las Olimpiadas, miles de casas de civiles han sido destruidas sin que sus propietarios hayan sido debidamente compensados. Los hermanos Ye Guozhu y Ye Guoqiang fueron encarcelados por su apelación legal, después de que su casa fuera demolida a la fuerza. A Ye Guozhu repetidamente lo han maniatado, le han puesto grilletes, atado a una cama y golpeado con porras eléctricas. Durante la cuenta atrás para los Juegos Olímpicos, él continuará sufriendo torturas en la cárcel de Chaobei, en Tianjin.

Hay informes de que más de 1,25 millones de personas han sido forzadas a desplazarse debido a las construcciones para las Olimpiadas; se estima que la cifra alcanzó a 1,5 millones a finales del 2007. No se ha elaborado un proyecto oficial de reasentamiento para los más de 400.000 desplazados cuyas viviendas han sido demolidas. Se supone que el veinte por ciento de las familias cuyas casas fueron demolidas van a experimentar pobreza o extrema pobreza.

En Qingdao, la ciudad Olímpica de la navegación, cientos de casas han sido derruidas y muchos activistas de derechos humanos así como “civiles” han sido encarcelados. Relatos similares llegan de otras ciudades Olímpicas como Shenyang, Shanghai y Qinhuangdao.

Para poder dar la imagen de ciudades civilizadas, el gobierno ha intensificado la prohibición, las detenciones y repatriaciones forzosas de los firman una petición, mendigos y los sin-techo. Algunos de ellos han sido retenidos durante largos periodos en unos llamados refugios o han sido enviados directamente a campos de trabajo.

A los vendedores callejeros, los agentes municipales les han confiscado brutalmente sus bienes. El 20 de julio de 2005, Lin Hongying, una campesina y repartidora de verduras de 56 años, fue golpeada hasta la muerte por patrullas ciudadanas en Jiangsu. El 19 de noviembre de 2005, unas patrullas ciudadanas en Wuxi golpearon hasta la muerte a un reparador de bicicletas de 54 años, Wu Shouqing. En enero de 2007, Duan Huimin, que había firmado una petición, fue asesinado por la policía de Shanghai. El 1 de julio de 2007, Chen Xiaoming, “un firmante de una petición” de Shanghai y activista de derechos humanos, murió durante un largo periodo de detención, por no recibir tratamiento para su enfermedad. El 5 de agosto de 2007, justo antes de que empezase la cuenta atrás de un año para los Juegos Olímpicos, 200 peticionarios fueron arrestados en Pekín.

China ha perseguido constantemente a los activistas de derechos humano, disidentes políticos y escritores y periodistas independientes.

El activista ciego Chen Guangcheng, ganador del Premio Ramón Magsaysay 2007 y al que la revista Time nombró en 2006 una de la 100 personas más influyentes que dan forma a nuestro mundo, sigue aún cumpliendo su sentencia de cuatro años y tres meses por exponer la verdad de los abortos forzados y las esterilizaciones. El gobierno no quiso darle sus libros en braille y la radio que le trajeron sus familiares y amigos a la prisión de Linyi en Shandong. Chen ha sido golpeado durante el cumplimiento de su sentencia. El 24 de agosto de 2007, la mujer de Chen, Yuan Weijing, fue secuestrada por la policía en el aeropuerto de Pekín, mientras esperaba el vuelo para ir a Filipinas a recibir el Premio Ramón Magsaysay en nombre de su marido.

El 13 de agosto de 2007, el activista Yang Chunlin fue arrestado en Heilongjiang y acusado de socavar el poder del estado “por promover la petición ‘Derechos Humanos antes de las Olimpiadas.’ ”

China sigue practicando una inquisición literaria y tiene el record mundial de detención de periodistas y escritores, unos cientos de miles desde 1989 según estadísticas incompletas. Cuando se redacta este escrito, 35 periodistas chinos y 51 escritores siguen en prisión. Más del 90 por ciento fueron encarcelados o juzgados después de la exitosa tentativa de Pekín para los Juegos Olímpicos en julio de 2001. Por ejemplo, Shi Tao, un periodista y poeta, fue sentenciado a diez años de cárcel a causa de un e-mail enviado a una web extranjera. Dr. Xu Zerong, un especialista de la Universidad de Oxford que estaba investigando la Guerra de Corea, fue sentenciado a 13 años de prisión por “aportar información ilegalmente al extranjero”.

Qingshuijun (Huang Jinqiu), un escritor independiente, fue sentenciado a 12 años de prisión por sus publicaciones online. Algunos escritores y disidentes tienen prohibido salir al extranjero; otros tienen prohibido volver a China.
Cada año en China, incontables páginas web son cerradas, blog suprimidos y palabras escabrosas filtradas. Muchas páginas web albergadas en el extranjero son bloqueadas. Radios extranjeras y programas de televisión son interferidos o estrictamente prohibidos. Aunque el gobierno chino ha prometido libertad a los medios de información de los periodistas extranjeros durante 22 meses, antes, durante y después de las Olimpiadas de Pekín, que finalizarán el 17 de octubre de 2008, la encuesta del FCCC (El Club de corresponsales extranjeros en China) mostró que el 40 por ciento de los corresponsales extranjeros han experimentado acosos, detenciones o advertencias oficiales durante encuentros de noticias en Pekín y otras áreas. Algunos periodistas se han quejado de que en repetidas ocasiones la policía ha intervenido violentamente cuando estaban haciendo una entrevista. Y lo que es aún peor, como resultado de ello habitualmente los entrevistados chinos se vuelven vulnerables.

En junio de 2006, Fu Xiancai fue golpeado y paralizado tras ser entrevistado por un medio de comunicación alemán. En marzo de 2007, Zheng Dajing fue golpeado y arrestado después de ser entrevistado por una cadena de televisión británica.

Aún se reprime la libertad religiosa. En 2005, un sacerdote de Pekín, Cai Zhuohua, fue sentenciado a tres años de cárcel por imprimir biblias. Zhou Heng, pastor en Xinjiang, fue acusado de dirigir una “operación ilegal” por recibir docenas de cajas con biblias. Desde abril a junio de 2007, China expulsó a más de 100 sospechosos misioneros de EEUU, Corea del Sur, Canadá, Australia y otros países. Entre ellos había trabajadores humanitarios y profesores de idiomas que habían estado enseñando inglés en China durante 15 años. Durante la llamada campaña Tifón 5, las autoridades tuvieron como objetivo las actividades misioneras para prevenir su reaparición durante los Juegos.

El 30 de septiembre de 2006, soldados chinos dispararon a 71 tibetanos que estaban escapando a Nepal. Una monja de 17 años murió y un hombre de 20 años fue herido gravemente. A pesar de la existencia de numerosos testigos internacionales, la policía china insistió en que los disparos fueron en defensa propia. Un año después, China intensificó su control sobre el budismo tibetano.
Una reglamento del 1 de septiembre de 2007 exige que todos los lamas reencarnados deben contar con el visto bueno de las autoridades chinas, un requisito que interfiere evidentemente con la tradición de la reencarnación de los budas vivientes, tal y como se ha practicado en Tíbet durante miles de años. Además, las autoridades chinas aún prohíben al Dalai Lama, líder espiritual de Tíbet y renombrado pacifista, que regrese a Tíbet.

Desde 1999, el gobierno ha prohibido muchas creencias religiosas tales como Falungong y los Tres Sirvientes. Sus seguidores han experimentado persecuciones planificadas extremamente crueles. Muchos han muerto a causa de los maltratos, han sufrido torturas, lavado de cerebro, encarcelamiento e internamiento en campos de trabajo por persistir en su fe, por poseer libros religiosos, por hacer DVD y escribir artículos en los que se exponía la verdad de la persecución.

China tiene la proporción de penas de muerte más elevada del mundo. Las estadísticas de las ejecuciones son tratadas como “secreto de estado.” Sin embargo, los expertos estiman que de 8000 a 10.000 personas son sentenciadas a muerte en China cada año, y entre ellos no hay solamente criminales y convictos financieros, sino que también hay ciudadanos totalmente inocentes, tales como Nie Shubin, Teng Xingshan, Cao Haixin y Hugejiletu, cuya inocencia sólo pudo probarse después de su muerte.

Otros ocho campesinos inocentes, Chen Guoqing, He Guoqiang, Yang Shiliang, Zhu Yanqiang, Huang Zhixiang, Fang Chunping, Cheng Fagen y Cheng Lihe,que confesaron sus “crímenes” después de ser cruelmente torturados por la policía, han sido sentenciados a muerte y en la actualidad siguen en prisiones en Hebei [provincia] y en Jingdezhen [en la provincial de Jiangxi ].

La tortura es muy común en los centros de detención chinos, en los campos de trabajo y prisiones. Los métodos de tortura incluyen las descargas eléctricas, el uso de agujas eléctricas, el ser golpeados y colgados, la privación del sueño, las inyecciones químicas forzadas que provocan daños en sistema nervioso y la perforación de los dedos con agujas. Cada año, hay información de casos de ciudadanos chinos que quedan lisiados o mueren por las torturas de la policía.

Los campos de trabajo persisten como un sistema chino útil que permite a la policía encerrar a ciudadanos durante cuatro años sin necesidad de un juicio.

El sistema de detención es otra práctica en la que la policía se apoya pues le da libertad para detener a ciudadanos de seis meses a dos años. Los disidentes y los activistas de derechos humanos son objetivos especialmente vulnerables y a menudo son enviados por las autoridades a campos de trabajo, centros de detención o incluso a hospitales mentales, y de esta forma simplifican los procedimientos legales y engañan a los medios de comunicación.

China tiene el mayor sistema de policía secreta del mundo, el Ministerio de Seguridad Nacional (guo an) y la Oficina de Seguridad Interna (guo bao) del Ministerio de Seguridad Pública, que ejercen el poder más allá de la ley. Pueden fácilmente pinchar los teléfonos, seguir a ciudadanos, ponerles bajo arresto domiciliario, detenerlos y torturarlos. El 3 de junio de 2004, la policía secreta china le colocó drogas al disidente Chongqing Xu Wanping y más tarde le sentenciaron a 12 años de cárcel por “socavar el poder del estado.”

Los ciudadanos chinos no tienen derecho a elegir a los líderes del estado, a los oficiales del gobierno local o a representantes. De hecho, nunca han tenido derecho a elegir libremente a los representantes municipales. Sun Bu’er, vecino de Wuhan, un miembro del partido político prohibido la Alianza Azul, fue golpeado brutalmente en septiembre de 2006 por participar como candidato independiente durante una elección nacional de representantes para el congreso del pueblo. El señor Sun desapareció el 23 de marzo de 2007.

China continua discriminando cruelmente a su población rural. Según la ley electoral china, el derecho a votar de un campesino vale la cuarta parte que el de un habitante de la ciudad. En junio de 2007, el escándalo del horno de Shanxi fue dado a conocer por los medios de información. Miles de niños vendidos de 8-13 años habían sido forzados a trabajar en hornos ilegales, casi todos con conexiones con gobiernos locales. Muchos de los niños fueron golpeados, torturados e incluso enterrados vivos.

El poder judicial chino aún prohíbe de un modo ilegal cualquier litigio por HIV/SIDA contra miembros del gobierno responsables de la tragedia. Enfermos de SIDA y activistas han sido constantemente perseguidos por la policía secreta.
El gobierno chino ha estado vendiendo armas a Darfur y otras regiones de África, para apoyar la limpieza étnica y los crímenes contra la humanidad. Las autoridades chinas han repatriado a la fuerza a refugiados de Corea del Norte, sabiendo que serían enviados a campos de trabajo o ejecutados una vez volvieran a su país. Esto contraviene significativamente el acceso de China a la “Convención Relacionada con la Condición de Refugiados” y el “Protocolo Relacionado con la Condición de Refugiados.”

• Por favor, sean conscientes de que los Juegos Olímpicos se celebrarán en un país donde no hay elecciones, no hay libertad de religión, no hay tribunales independientes, no hay sindicatos independientes; donde las manifestaciones y huelgas están prohibidas; donde la tortura y la discriminación son apoyados por un sofisticado sistema de policía secreta; donde el gobierno fomenta la violación de los derechos humanos y la dignidad, y se niega a cumplir ninguna de sus obligaciones internacionales.

• Por favor, consideren si los Juegos Olímpicos deberían coexistir con la persecución religiosa, los campos de trabajo forzado, la esclavitud moderna, la discriminación de identidad, la policía secreta y los crímenes contra la humanidad.

Como dice el eslogan de las Olimpiadas de Pekín, vivimos en “un mundo” con “un sueño.” Esperamos que un día los ciudadanos chinos puedan compartir los derechos humanos universales, la democracia y la paz con la gente de todo el mundo. Sin embargo, podemos ver que el gobierno chino obviamente aún no está preparado para honrar su promesa. ¡De hecho, los preparativos para las Olimpiadas han proporcionado la excusa perfecta al gobierno chino para restringir las libertades civiles y suprimir los derechos humanos!

No queremos que China esté encerrada en sí misma o quede aislada del resto del mundo. Creemos que solo mediante la adhesión a los principios de los derechos humanos y un diálogo abierto, la comunidad internacional puede presionar al gobierno chino para que cambie. Ignorar estas realidades y tolerar las atrocidades bárbaras en nombre de las Olimpiadas de Pekín deshonrarán la Carta Olímpica y sacudirán los fundamentos de la humanidad. La mejora de los derechos humanos requiere tiempo, pero por lo menos debemos conseguir que la situación de los derechos humanos en China no se deteriore. Celebrar los Juegos en un país donde la dignidad humana es pisoteada, no honrará a su pueblo ni a los Juegos Olímpicos.

Sinceramente esperamos que los Juegos Olímpicos traigan los valores de la paz, igualdad, libertad y justicia a 1,3 billones de ciudadanos chinos. Rezamos para que las Olimpiadas se celebren en una China libre. Debemos presionar para que las Olimpiadas de 2008 estén a la altura de la Carta Olímpica y debemos abogar para la realización de “un mundo” con “un sueño de los derechos humanos” Creemos que únicamente unos Juegos Olímpicos fieles al carácter olímpico pueden promover el progreso democrático en China, la paz mundial y el desarrollo.

Creemos firmemente que no puede haber unos verdaderos Juegos Olímpicos sin derechos humanos y dignidad. ¡Por China y por las Olimpiadas, los derechos humanos deben ser defendidos!

Teng Biao, abogado de los derechos humanos de Pekín.
Hu Jia, activista de derechos humanos en Pekín.

Nota del Editor: El 10 de septiembre de 2007, dos de los activistas chinos de derechos humanos más célebres, Teng Biao y Hu Jia, publicaron esta carta abierta haciendo un llamamiento a la comunidad internacional para que mirasen más allá de las apariencias de magnificencia y normalidad montadas en Pekín para los Juegos Olímpicos, y para que examinaran seriamente hasta qué punto China ha cumplido las promesas que hizo para mejorar los derechos humanos ante los Juegos.

Tres meses después de la publicación de esta carta, el 27 de diciembre, Hu Jia fue arrestado brutalmente en su casa, donde ha estado retenido bajo arresto domiciliario durante casi dos años. Está acusado de “incitación para socavar el poder del estado,” un cargo que se aplica habitualmente contra activistas y disidentes.

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