La venta de los derechos de emisión de los Juegos Olímpicos son todo un negocio

(PD).- La primera cadena de televisión que pagó por retransmitir los Juegos Olímpicos fue la BBC, que difundió las Olimpiadas en Londres hace 60 años. Después, el comité de organización inglés le devolvió sus 2.000 guineas (500 euros), por el remordimiento de haber sido demasiado avariciosos.

Ese mismo año (1948), el Comité Internacional Olímpico (CIO) inscribió el principio de pago de derechos de retransmisión televisiva en la ‘carta olímpica’. Hasta ese momento, los Juegos sólo podían ser vistos en televisión -por un escaso público- desde la edición de propaganda de Berlín, en 1936. Pero antes de la guerra, nadie había pensado en cobrar a los difusores.

En Londres, el comité de organización pidió a la BBC que contribuyera con la organización. Al término de los Juegos, la institución resultó beneficiaria y devolvió la cantidad aportada por la cadena nacional.

Hoy en día, los 21 poseedores de los derechos de emisión de los Juegos de Pekín gastan más de un millón de euros en comprarlos y luego los ‘revenden’ a cadenas de más de 200 países. Sin embargo, el movimiento olímpico no les devuelve nada.

Estos derechos de televisión representan el 53% de las rentas del movimiento Olímpico. Sólo la inversión de la NBC, poseedora de los derechos para Estados Unidos, supone más del cuarto de la renta total (aporta más de 560 millones de euros, frente a los 250 que invierten los países europeos).

Esta dependencia es un arma de doble filo puesto que el CIO cedió a la petición de la NBC de programar las finales de natación por las mañanas, ya que coincide con el ‘prime time’ norteamericano.

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