Caiga contra quien caiga

Caiga contra quien caiga

(PD).- Actrices disfrazadas de agentes de la CIA imitando a periodistas; preguntas fuera de lugar; gritos, gafas y un cómico montaje… luces, cámara, acción. Comienza el gran espectáculo de la telebasura.

Ser sobrina de Iñaki Gabilondo no tiene precio… Con 32 años, Estíbaliz Gabilondo se ha convertido en la primera mujer del programa Caiga Quien Caiga (CQC) y en la nueva marioneta televisiva de La Sexta, un títere utilizado por los directivos de la cadena amiga y regalada por el Gobierno para atacar a sus adversarios políticos. Según cuenta la revista Época, su método es sencillo: atropellar micrófono en mano y cámara al hombro a sus víctimas para realizar una improvisada entrevista sobre temas que puedan comprometerle. ¿Pero quién está detrás de sus objetivos? Les mostramos cómo el PSOE utiliza el programa de su privada preferida para neutralizar a su contrincante político.

Así ocurrió el pasado viernes en la Diputación de Castellón, cuando la sobrina de Iñaki Gabilondo intentó abordar al presidente del organismo, el diputado del Partido Popular Carlos Fabra. Sin embargo, esta vez no sucedió lo que esperaban. Un grupo de reporteros de Intereconomía pretendía mantener una entrevista con la estrella de la telebasura mientras ésta intentaba incluir en su show al presidente de la Diputación. Y se armó la marimorena.

CQC llegaba a la Diputación de la mano del portavoz socialista Francesc Colomer, según informaron fuentes internas del organismo. Colomer había discutido en el pleno anterior con Carlos Fabra, a quien acusó de haberle insultado en un desliz microfónico. Y es que los micrófonos desempeñan un papel protagonista en esta historia.

Microfonazo como el que en su primer intento de ataque tuvieron los periodistas de CQC en Villarreal, a pocos kilómetros de Castellón…

Casualidades del destino, justo cuando la sobrina de Gabilondo había llegado hasta Carlos Fabra y éste había dispuesto unos minutos de su tiempo para contestar a sus preguntas, los integrantes del equipo técnico de CQC se quedaron sin pilas y el popular se fue por donde había venido. El fracaso de esta intentona dejó a la provocadora y a su productor Pablo Abelenda desconcertados.

¿Cómo quedarían ante los socialistas si volvían de la caza de vacío? El productor echó mano del teléfono, llamó a uno de los miembros del gabinete de Fabra y le amenazó: o concedía una entrevista o le perseguirían allá donde fuese. Empezarían por el pleno de la Diputación del pasado 12 de septiembre. Dicho y hecho.

La Prensa se hizo eco de la siguiente visita de la reportera de CQC y su conjunto de comediantes. Y el viernes, el Salón de Plenos estaba de bote en bote.

Mientras algunos se jactaban de criticar la presencia de los reporteros de Intereconomía, que justificaban con una supuesta llamada de Carlos Fabra, se olvidaban del verdadero motivo de la visita de la sobrina de Gabilondo.

CQC acudía para socorrer al portavoz socialista de la diputación, Francesc Colomer, un político veleta que tras militar en varios grupos de izquierda radical terminó en el partido del puño y la rosa, con el que no debe de compartir la paralización del trasvase del Ebro, que tanto defendió antaño.

‘Método CQC’

Pero Intereconomía no estaba en Castellón, ni para defender a Fabra ni para entrevistarse con él, ni siquiera para hablar con Colomer.

Como otros medios de comunicación, la presencia de CQC despertó el interés por este acto. ¿Cómo respondería la intrépida reportera si otros periodistas utilizasen los mismos métodos para entrevistarla? El método CQC no es otro que interrogar a quien le dé la gana, cómo y cuándo le dé la gana. Pues doble ración.

A las 12.30 del viernes, la sobrina de Gabilondo cruzó las puertas de la Diputación de Castellón, acompañada por tres miembros de su equipo. La cámara ya estaba encendida y cualquiera que se cruzase en su camino tendría que, forzosamente, participar en su show. La historia se repite en los pasillos de la Sala de Plenos, donde la actriz tontea con la cámara para introducir su espectáculo.

Y llega la hora de la verdad. Al finalizar el pleno, el equipo de CQC entra en la sala como un elefante en una cacharrería, sin permitir la salida de varios diputados que no querían estar allí y se abalanza sobre la zona donde se encuentra el presidente de la Diputación, Carlos Fabra. Esta vez, la sobrina de Gabilondo lleva dos micrófonos y una herradura de la suerte. No quiere que el destino le vuelva a jugar una mala pasada.

Sin embargo, apenas tiene tiempo de finalizar la primera pregunta. En ese momento, también con un micrófono en la mano, varios reporteros de Intereconomía, ataviados con gorros y gafas de sol -para evitar en todo momento participar en su espectáculo- comienzan a entrevistar a la joven, interesados en conocer las relaciones de La Sexta con el Gobierno de Zapatero.

La reportera se puso nerviosa. Intentó perseguir a Fabra, mientras la marea de diputados salía de la sala. No dudó en empujar a varios de los presentes para conseguirlo, aunque sin éxito. Los reporteros de Intereconomía continuaban, detrás de ella, con sus preguntas: “¿A cuánto ascienden las deudas de Mediapro y de La Sexta? ¿Por qué nunca grabais escándalos del PSOE? ¿Desde cuándo están enfadados Juan Luis Cebrián (Prisa) y Jaume Roures (presidente de Mediapro)?”. La reportera perdió los papeles. Poco a poco fue olvidando su objetivo y comenzó a encararse con los reporteros de Intereconomía.

Su productor, Pablo Abelenda, animaba la función. Grabó la escena con una cámara amateur y alentaba a la reportera a continuar, ya que estaba “haciendo un papel formidable”. Un papel que con un montaje, haría que en el programa de La Sexta pareciese que la reportera de CQC hubiese sido agredida. Nada más lejos de la realidad y consecuencia de un programa y una actriz llena de mentiras.

¿Una reportera haciendo un papel formidable? O más bien una sitcom en la que una actriz aficionada intentaba emerger rabiosa entre una multitud que salía plácidamente de la sala.

En los pasillos, parecía haberse olvidado de Carlos Fabra. Estíbaliz Gabilondo buscaba nerviosa a los reporteros de Intereconomía y pedía a sus compañeros que los grabasen con las cámaras mientras explicaba: “No me han permitido hacer mi trabajo”.

Había perdido otra oportunidad de incordiar a Fabra. Pero no sería la última. La desafortunada actriz esperó en la puerta principal del edificio de la Diputación a que saliera el presidente, sin percatarse de que éste podría utilizar la puerta trasera, como lo hace de manera habitual cuando quiere desplazarse en coche. Al verle salir por atrás, cruzó la plaza tan deprisa como le permitían los tacones de sus zapatos de salón.

Pero llegó tarde. Carlos Fabra, sus escoltas y algunos miembros de su equipo ya estaban en marcha. Entonces, lejos de cualquier cámara de televisión estalló la ira.

Alguno debió de calmar a la sobrina de Gabilondo, que minutos después almorzaba acompañada del portavoz socialista Francesc Colomer en un céntrico restaurante de Castellón. Después, el paseíto.

Alguien vio a su equipo caminar y conversar plácidamente con Colomer y quiso inmortalizar el momento con una instantánea que demuestra, una vez más, las buenas relaciones entre los socialistas y los miembros del equipo de este homenaje a la telebasura.

Favor con favor se paga. La Sexta existe gracias a la generosidad del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que, en vísperas de la TDT (Televisión Digital Terrestre) y al margen de cualquier legislación, se sacó de la manga un nuevo canal analógico que, para sorpresa de nadie, terminó en el haber de los empresarios más fieles y amigos del Gobierno.

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