La SER tendió una «trampa» a Cañizares que le salió redonda

(PD).- El cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, es un purpurado bajito, menudo, con visos de párroco de pueblo y buen pescador evangélico. Quienes mejor conocen al también vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española dicen que es listo, inteligente y con una gran capacidad de trabajo. Es risueño, campechano y dicharachero en confianza, según aseguran a Garganta Profunda, pero le pierde su temperamento y su inclinación por escapar de la prensa como de la peste.

Ese talón de Aquiles de Cañizares volvió a ser utilizado este martes por la Cadena SER para convertir su figura en un «muñeco roto». Considerado junto a Antonio María Rouco Varela y Agustín García Gasco como el tridente cardenalicio que mantiene en pie y seguras las defensas de la Iglesia, el llamado «pequeño Ratzinger» cayó en la trampa de una periodista de la emisora del Grupo Prisa, según publica El Semanal Digital.

Monseñor Antonio Cañizares apareció irritado ante el micrófono de la SER al ser preguntado por una misiva suya dirigida a los directores, profesores, padres y alumnos de los centros religiosos de Toledo informando de que la asignatura de Educación para la Ciudadanía se iba enseñar «de otra manera» diferente a la planteada en la Ley Orgánica de Educación. La secuencia emitida fue tal que así:

-«¿Cuando dice usted que Educación para la Ciudadanía se debía impartir de otra manera….?», intentó interpelarle la periodista.

-«He dicho que no. Punto», advirtió el cardenal.

-«¿Cuando decía que…?», ensayó de nuevo la redactora de la Cadena SER.

-«Punto… Punto… He dicho que no», cortó un arisco Cañizares.

Y punto. El material obtenido fue suficiente para ser repetido una y otra vez por los herederos del difunto Jesús de Polanco. Lo de menos para la SER es que Toledo sea una de las provincias en las que más número de objeciones de conciencia se han presentado a Educación para la Ciudadanía, una medida que Cañizares viene calificando de «legítima».

Ahora, ha trasladado a los colegios la decisión adoptada por la Conferencia Episcopal Española, que se resume en un «sí a la asignatura de EpC, pero no así». La materia será evaluable, pero su contenido se apoyará «sobre la base de la verdad de la persona, para que sean buenos y honrados ciudadanos que cumplen con los principios y mandatos constitucionales».

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