Pitos a ZP, Pedrojota sacude a Rajoy y Abascal lo arropa en la COPE

(PD).- Decepción entre los paracaidistas por suspenderse su salto ante el mal tiempo, abucheos y gritos contra el presidente y un Mariano Rajoy muy serio en la parada militar en Madrid.

El mal tiempo, y la lluvia caída de forma torrencial durante la noche en Madrid, alteró el programa del Desfile de las Fuerzas Armadas con motivo del Día de la Hispanidad. Hubo sobre todo decepción, según informaciones de El Semanal Digital, en la unidad de paracaidistas al tener que suspenderse su salto con bandera, el preámbulo siempre más espectacular del desfile en el Paseo de la Castellana.

En el plano político, Mariano Rajoy, quien llegó envuelto en una gabardina beige y con aire serio, se convirtió en protagonista de esta jornada por su comentario de «mañana tengo el coñazo del desfile» que captó un micrófono abierto. Sobre este asunto, en una entrevista en La Mañana del Fin de Semana, de la Cadena COPE, Santiago Abascal, no eludió las preguntas sobre el estupor que las palabras de Rajoy provocaron entre muchos españoles.

«Dijo que «comprende esa decepción y preocupación» pero señaló que quiere «quedarse con el comunicado y con lo que se hizo el año pasado», en alusión a la invitación que hizo Rajoy a «todos los españoles» a celebrar el 12-O sacando a la calle la bandera española. «Somos muchos los españoles», ha dicho Abascal, que se acercan a celebrar el acto y «lo hacemos verdaderamente emocionados y apasionados».

El editorial de «El Mundo»

El director de El Mundo, Pedrojota Ramírez, abordó este episodio con un duro editorial en el que destacó lo que calificó como los «dos errores del sábado». Ante los comentarios suscitados sobre este editorial, Lo que Rajoy guarda en su corazón, lo recogemos de forma íntegra para conocimiento de nuestros lectores:

«Mariano Rajoy cometió ayer dos errores. El primero, tachar de ´coñazo´ el Desfile de las Fuerzas Armadas con motivo del Día de la Hispanidad, y el segundo, si cabe más grave, el de no pedir disculpas por ello y, en lugar de eso, justificar sus palabras con la excusa de que se trataba ´de una conversación de ámbito privado´.

Evidentemente, sus comentarios irónicos sobre el ´plan apasionante´ que supone para él acudir a los actos del 12 de octubre no formaban parte de una declaración oficial. Esa aclaración sobraba. Estamos de nuevo ante una de esas malas pasadas que juegan los micrófonos abiertos a nuestros políticos. A veces esos lapsus no pasan de ser anécdotas divertidas, como cuando Trillo, presidente del Congreso, reaccionó con un ´manda huevos´ a la complejidad de la jerga legislativa. Sin embargo, hay ocasiones en las que los descuidos son más significativos, pues quitan la careta a los políticos y nos revelan sus verdaderos pensamientos.

Rajoy conoce bien esa realidad, pues no en vano no hubo plaza durante la campaña de las generales donde no se burlara de Zapatero y su intención de ´dramatizar un poco´ porque la ´tensión´ le convenía, tal y como éste confesó a un periodista afín creyendo que nadie le escuchaba.

Entonces, los micrófonos nos desvelaban el doblez de un presidente del Gobierno que criticaba en público la crispación cuando su intención real era atizarla. De la misma forma, ayer (sábado) la opinión pública tuvo la oportunidad de constatar una contradicción de igual calibre.

Y es el que el mismo Rajoy que hace exactamente un año exhortaba a los españoles a aprovechar el 12 de octubre para hacer ´algún gesto que muestre lo que guardan en su corazón´, demostraba ayer (sábado) que lo que hay en el suyo es desgana y desdén hacia los actos más relevantes de este día, una actitud que refuerza su fama de persona poco comprometida con lo que hace.

Ante semejante metedura de pata, la única salida que tenía Rajoy era disculparse y retractarse sin rodeos. Pero, en lugar de eso, ha optado por justificarse con un comunicado en el que se afirma que sus palabras son parte de una ´conversación de ámbito privado´ y que ´para despejar cualquier duda o mala interpretación´ él respeta y apoya la celebración de la Fiesta Nacional.

Dos objeciones importantes podemos hacer a esa explicación. La primera, que sus comentarios se han realizado en un acto público y oficial de su partido al que tenían acceso los medios de comunicación, un ámbito por tanto nada privado.

La segunda objeción, aún más significativa, es que con esa excusa Rajoy está dando por sentado que es aceptable que un político afirme una cosa en público y la contraria en privado siempre y cuando su doblez no trascienda. Y que no hay ningún problema con que él diga a sus colegas que el desfile es un ´coñazo´, siempre y cuando en sus comunicados oficiales anime después ´a todos los españoles a celebrarlo con entusiasmo´.

Los ciudadanos pueden ser muy comprensivos y aceptar que un político tenga un desliz, pero no van a serlo tanto con quien, en vez de pedir perdón, aliente la cultura del fariseismo».

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