Bochorno en el Bernabéu


Fran Galván(PD).-Vergüenza, eso es lo que sintió todo el madridismo cuando acabo el partido de su equipo ante la Juve, por ver a un equipo sin alma, sin ganas, sin espirítu y sin compromiso. Con una afición que no se merece este espectáculo y que despidió con una ovación a Del Piero, un mito del fútbol, al que ya le quedan pocos partidos en sus piernas pero que dejó detalles y goles en uno de los templos del fútbol y ridiculizó a toda la zaga blanca.

El Bernábeu presentaba la imagen de las grandes noches europeas, no había un hueco en las gradas, enfrente tenía un rival con historia y prestigio y una afición con ganas de ver fútbol. Pero justo antes de empezar el partido ya se le empezó a torcer la noche a los blancos, Robben ese extremo tan exquisíto como delicado, se volvía a lesionar en el calentamiento y obligaba a Schuster a actuar con urgencia para buscar un recambio. Su decisión fue poner a Drenthe en la banda izquierda. No pudo ser más desafortunada, el holandés nervioso e impreciso durante todo el partido no creó nada de peligro y desconcertaba más a sus propios compañeros que a los defensas turineses.

Cuando Calderón despidió a Capello para traer a Schuster lo hacía convencido de que el Madrid jugaría bien al fútbol, no sólo se guiaría por los resultados. Temporada y media después, no hay ni buen juego ni resultados. Alguien le tendría que preguntar al alemán dónde está la excelencia que prometía su presidente.

A lo mejor esa excelencia se encontraría jugando con extremos, algo de lo que el Madrid carece de forma abrumadora, ni Drenthe es un jugador que puede desbordar por la izquierda ni Ramos, cada vez peor, está para poder aguantar toda la banda durante los 90 minutos.

Con las cosas así la Juve sólo tuvo que hacer lo que mejor sabe, esperar al Madrid en su campo sin prisa y sin nervios. Toda la Juve se movía como un sólo hombre, basculando un lado a otro, mientras el Madrid sin ideas se estrellaba una y otra vez contra el muro italiano.

Y al final llegó su momento, un fallo de Guti en el centro del campo, uno de los muchos que tuvo el 14 blanco en toda la noche, propició una contra italiana y que el balón llegara a los pies de Alessandro Del Piero, que sin pensárselo dos veces soltó un latigazo desde la frontal del área que se coló ajustado al palo. Era el primer gol, y la Juve ya tenía el partido como quería.

Tras la reanudación el encuentro continuo igual, el Madrid estaba apático, los jugadores no se movian y no se ofrecian al compañero. Raúl como hace varios partidos corría como pollo sin cabeza sin ningún sentido y a Van Nistelrooy se le notaba la inactividad de las últimas semanas. Pasban los minutos y todo seguía igual, los cambios no funcionaban. Higuaín salió por Snaijder pero no entraba en juego. Y llegó lo que todo el público temía. Una falta en el borde del área a favor de la Vecchia Signora la ejecutó magistralmente Del Piero, quién si no, y colocaba el 0-2 definitivo en el marcador.

De ahí al final el guión fue el mismo, un quiero y no puedo por parte de los madridistas mientras los juventinos se dedicaban a dejar pasar los minutos. Al final los tres puntos vuelan a Turin y el partido deja una sensación amarga a los madridistas, que ven como su equipo no ha sido capaz de ganarle ningún punto a su primer rival de entidad en Europa y lo que es peor que tampoco lo han visto con ganas.

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